Recibo y publico.
El mail que verán a continuación, me llegó por cierto con los datos de quien escribe.
Esta es una historia más, una de las tantas, pero vean que en Rocha, uno de los departamentos del interior que fuera otrora tranquilo, ya no lo es.... como el resto del país.
Seguimos cercados por estos delincuentes, protegidos por las leyes, el sistema político, el partido de gobierno, etc. etc. etc.
Después no vale golpearse el pecho ni mandar saludos a las familias que pierden a sus hijos que intentan proteger su propia casa, son tan jóvenes como estos, pero con menos derechos.
El mail que verán a continuación, me llegó por cierto con los datos de quien escribe.
Esta es una historia más, una de las tantas, pero vean que en Rocha, uno de los departamentos del interior que fuera otrora tranquilo, ya no lo es.... como el resto del país.
Seguimos cercados por estos delincuentes, protegidos por las leyes, el sistema político, el partido de gobierno, etc. etc. etc.
Después no vale golpearse el pecho ni mandar saludos a las familias que pierden a sus hijos que intentan proteger su propia casa, son tan jóvenes como estos, pero con menos derechos.
"Te comento lo sucedido en la madrugada del pasado martes 25, mientras estaba cumpliendo mi turno en el horario de la noche, en el Sanatorio Rochense:
A las dos de la mañana, me informa una persona que transitaba casualmente por calle Treinta y Tres, que varios menores(aparentemente un total de cuatro individuos) intentaban llevarse dos motos, estacionadas frente a la entrada de emergencia, por donde salen las ambulancias. Cuando fui a mirar, acompañado del chofer de guardia, vimos una moto atravesada y abandonada en medio de la calle, sin llegar a ver a los supuestos menores.
Ante la presunción de que la moto fuera hurtada, opté por llamar a la seccional 1ra.de Policía, cuyo personal se hizo presente de inmediato, llevando el vehículo a dicha comisaría. A los pocos minutos, el oficial a cargo llamó telefónicamente, solicitando se verificara si faltaba alguna otra moto, ya que minutos antes, habían detenido a dos menores que se desplazaban por Ruta 9, frente a la estación de servicio Ancap. También informaron que se trataba de dos fugados del hogar de varones de INAU, ubicado detrás del Batallón de Infantería N° 12, sobre Ruta 9.
Consultado el personal del Sanatorio, efectivamente, una enfermera que trabajaba en Planta Alta detectó que le faltaba su moto, estacionada sobre calle Treinta y Tres. Concurrió a la comisaría, reconociendo su vehículo y posteriormente el personal policial reintegró a ambos menores al hogar de INAU.
La sorpresa de todos aumentó cuando, siendo la hora 4.00, la policía retornó para tomarnos algunos datos personales y nos manifestaron que dichos menores, a los pocos minutos de haber sido alojados en dicho hogar, volvieron a fugarse, hurtando otras motos y dirigiéndose al balneario La Paloma, por Ruta 15. Advertida la policía del hecho, instaló un operativo en el empalme a La Pedrera, para detenerlos.
Y para finalizar el novelón, cuando estaba entregando la guardia a mi compañero, a la hora 6.00, se nos acerca una persona que se encontraba acompañando a un familiar internado, denunciando que le faltaba su moto (la quinta de la noche), casualmente estacionada cerca de la que había desaparecido en primer término. Se hizo la respectiva denuncia, apareciendo nuevamente el mismo patrullero. Yo me retiré a las 6.30 y no sé cómo siguió el relajo.
Pienso que la situación vivida da para formular algunas reflexiones:
- El hogar de varones de INAU de Rocha no ofrece la menor garantía de contención a los menores allí alojados, ya que salen cuando se les antoja.
- Según pude saber, los funcionarios ni siquiera se molestan en pasar llave en las puertas de acceso del local y ni no existe control de la cantidad de internados existente, por lo que las fugas se conocen por las denuncias que efectúan los vecinos afectados por los hurtos perpetrados por los mismos.
- Es grande la molestia de la policía y de la población de este Departamento con la dirección de dicho Hogar, que se caracteriza por no dar nunca la cara y no se hace responsable de los continuos delitos perpetrados por los menores a su cargo. Tal como es típico en los empleados públicos de este país, se limitan a “hacer la plancha”, total… el sueldo llega igual a fin de mes y además son inamovibles.
- Debo reconocer que la policía actuó con corrección, rapidez y eficiencia, pero el personal está trabajando con las manos atadas, debido a las absurdas reglamentaciones del Código de la Niñez y Adolescencia, aprobadas por los políticos incapaces que nos gobiernan.
- Nos encontramos en un país muy poco serio, donde los menores de 18 años tienen licencia e impunidad para matar, robar, rapiñar, hurtar, etc., mientras la mayoría parlamentaria oficialista mira para el costado y no se compromete a buscar soluciones drásticas y ejemplarizantes con el creciente número de delincuentes jóvenes (mal llamados “menores”), que tenemos que mantener y que nos hacen la vida imposible.
- Mientras que en la mayoría de los países desarrollados, la edad de imputabilidad llega a los 14, 15 ó 16 años, aquí en Uruguay seguimos anclados en el pasado; además, los propios partidos políticos que se oponen a bajar dichas edades, permiten que sus simpatizantes menores de edad voten a sus candidatos, en las elecciones internas, toda una hipocresía y un contrasentido.
Podría seguir razonando largo rato más sobre el tema, pero por ahora creo que es suficiente. Lo cierto es que aquí en Rocha hemos perdido la tradicional tranquilidad y las cosas se ponen cada vez peor. Hay que aguantar los robos, la perrada, el descontrol de las carreras de motos y los “nenitos” del INAU, entre otras cosas."
A las dos de la mañana, me informa una persona que transitaba casualmente por calle Treinta y Tres, que varios menores(aparentemente un total de cuatro individuos) intentaban llevarse dos motos, estacionadas frente a la entrada de emergencia, por donde salen las ambulancias. Cuando fui a mirar, acompañado del chofer de guardia, vimos una moto atravesada y abandonada en medio de la calle, sin llegar a ver a los supuestos menores.
Ante la presunción de que la moto fuera hurtada, opté por llamar a la seccional 1ra.de Policía, cuyo personal se hizo presente de inmediato, llevando el vehículo a dicha comisaría. A los pocos minutos, el oficial a cargo llamó telefónicamente, solicitando se verificara si faltaba alguna otra moto, ya que minutos antes, habían detenido a dos menores que se desplazaban por Ruta 9, frente a la estación de servicio Ancap. También informaron que se trataba de dos fugados del hogar de varones de INAU, ubicado detrás del Batallón de Infantería N° 12, sobre Ruta 9.
Consultado el personal del Sanatorio, efectivamente, una enfermera que trabajaba en Planta Alta detectó que le faltaba su moto, estacionada sobre calle Treinta y Tres. Concurrió a la comisaría, reconociendo su vehículo y posteriormente el personal policial reintegró a ambos menores al hogar de INAU.
La sorpresa de todos aumentó cuando, siendo la hora 4.00, la policía retornó para tomarnos algunos datos personales y nos manifestaron que dichos menores, a los pocos minutos de haber sido alojados en dicho hogar, volvieron a fugarse, hurtando otras motos y dirigiéndose al balneario La Paloma, por Ruta 15. Advertida la policía del hecho, instaló un operativo en el empalme a La Pedrera, para detenerlos.
Y para finalizar el novelón, cuando estaba entregando la guardia a mi compañero, a la hora 6.00, se nos acerca una persona que se encontraba acompañando a un familiar internado, denunciando que le faltaba su moto (la quinta de la noche), casualmente estacionada cerca de la que había desaparecido en primer término. Se hizo la respectiva denuncia, apareciendo nuevamente el mismo patrullero. Yo me retiré a las 6.30 y no sé cómo siguió el relajo.
Pienso que la situación vivida da para formular algunas reflexiones:
- El hogar de varones de INAU de Rocha no ofrece la menor garantía de contención a los menores allí alojados, ya que salen cuando se les antoja.
- Según pude saber, los funcionarios ni siquiera se molestan en pasar llave en las puertas de acceso del local y ni no existe control de la cantidad de internados existente, por lo que las fugas se conocen por las denuncias que efectúan los vecinos afectados por los hurtos perpetrados por los mismos.
- Es grande la molestia de la policía y de la población de este Departamento con la dirección de dicho Hogar, que se caracteriza por no dar nunca la cara y no se hace responsable de los continuos delitos perpetrados por los menores a su cargo. Tal como es típico en los empleados públicos de este país, se limitan a “hacer la plancha”, total… el sueldo llega igual a fin de mes y además son inamovibles.
- Debo reconocer que la policía actuó con corrección, rapidez y eficiencia, pero el personal está trabajando con las manos atadas, debido a las absurdas reglamentaciones del Código de la Niñez y Adolescencia, aprobadas por los políticos incapaces que nos gobiernan.
- Nos encontramos en un país muy poco serio, donde los menores de 18 años tienen licencia e impunidad para matar, robar, rapiñar, hurtar, etc., mientras la mayoría parlamentaria oficialista mira para el costado y no se compromete a buscar soluciones drásticas y ejemplarizantes con el creciente número de delincuentes jóvenes (mal llamados “menores”), que tenemos que mantener y que nos hacen la vida imposible.
- Mientras que en la mayoría de los países desarrollados, la edad de imputabilidad llega a los 14, 15 ó 16 años, aquí en Uruguay seguimos anclados en el pasado; además, los propios partidos políticos que se oponen a bajar dichas edades, permiten que sus simpatizantes menores de edad voten a sus candidatos, en las elecciones internas, toda una hipocresía y un contrasentido.
Podría seguir razonando largo rato más sobre el tema, pero por ahora creo que es suficiente. Lo cierto es que aquí en Rocha hemos perdido la tradicional tranquilidad y las cosas se ponen cada vez peor. Hay que aguantar los robos, la perrada, el descontrol de las carreras de motos y los “nenitos” del INAU, entre otras cosas."
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