lunes, 25 de febrero de 2013

Frente Amplio: Sometiendo al Estado de Derecho

Recibo y publico



Empezó el Golpe de Estado
OTRO FEBRERO AMARGO

Resumen de la Conferencia que dio Rodolfo M. Fattoruso a finales de la presente semana ante un grupo de ciudadanos que se congregaron a analizar la realidad política nacional ante los últimos acontecimientos que ponen en riesgo la estabilidad institucional de la República.

La República está en peligro y los partidos políticos republicanos y democráticos parecen no haberse enterado. El Frente Amplio se ha propuesto derrocar a uno de los tres poderes independientes del Estado sirviéndose de todos los instrumentos a su alcance, a saber: primero y desde hace bastante tiempo, la amenaza velada; luego el insulto, la asonada violenta, la prepotencia parlamentaria, el atropello delos militantes, la insolencia con la que sus dirigentes se refieren a la Suprema Corte y a los jueces y les piden cuenta de sus actuaciones, como si fueran sus patrones, sus amos.

Nunca en la historia del país ha ocurrido un atropello semejante. Los Golpes de Estado fueron todos, sin excepción, dados contra la independencia y los derechos del Poder Legislativo; en esos lamentables casos a la Justicia se la rebasó, se la desconoció. Lo que está aconteciendo hoy es diferente:  se la quiere derrocar, hacerla caer, que sus miembros obedezcan al Plenario del Frente Amplio o que renuncien a sus cargos, que los dictámenes que emanen del Supremo Tribunal de la Nación solamente expresen lo que los marxistas en el poder entienden que deben ordenar.

A diferencia de otros Golpes de Estado, donde la conspiración por lo general se urdió en las sombras y en el silencio, aquí la soberbia desencajada del Frente Amplio actúa impunemente a la luz del día y proclama, a quien lo quiera oír, su voluntad derogatoria de los superiores fueros de la Justicia. Lo han dicho, y lo están ejerciendo: la Suprema Corte, por el camino que sea, deberá obedecer al gobierno.

Me pregunto dónde están los partidos políticos democráticos y republicanos del país en esta hora crítica, en este otro febrero amargo de nuestra historia.  Tal vez están en lo mismo que estuvieron en aquel  otro febrero amargo, el de 1973, es decir, mirando para otro lado, haciéndose los distraídos, viendo pasar el vendaval de la historia, y no pensando sino  en la comodidad de las poltronas que el pueblo les ha confiado para defender los sagrados intereses de la Nación. Pasan las horas, los días de estas alarmantes semanas de febrero, y los partidos políticos de la oposición no hacen ni un sólo gesto, ni un movimiento, ni siquiera emiten una tímida queja que advierta la gravedad de la situación y que manifieste su rotunda e irreductible defensa de los fueros de  nuestra Suprema Corte de Justicia, que es y debe seguir siendo intangible, ahora y siempre.

Me alarma la falta de estatura histórica, la falta de reflejos políticos, la falta de conciencia de los partidos políticos ante este intento sostenido, implacable, orgullosamente declarado de sofocar, de domesticar al Supremo Tribunal del país que es garantía de la libertad y de la seguridad  de todos los orientales.

Mi tesis es desoladora;  es espantosa:  creo que el Frente Amplio no necesita cobijarse en las sombras – como lo hizo antes -  para  conspirar, para continuar en su proceso de Golpe de Estado.  Esta facilidad ocurre porque tiene  hoy a los impávidos adversarios  que le tocaron en suerte,  y  por lo tanto puede muy tranquilamente erosionar y directamente golpear con eficacia  para derrocar un poder independiente del Estado sin temer resistencia de ninguna especie. Sus adversarios políticos, por aletargados, les ceden un infinito espacio  para que pueda traicionar a la República  sin perturbaciones y sin tener  que afrontar ninguna consecuencia. En este otro amargo febrero que estamos viviendo  el Frente Amplio tiene libertad absoluta para zarandear a la República a su antojo y acercarse así, con pasos de gigante, a sus últimos y peligrosísimos objetivos revolucionarios.

El Frente Amplio  va camino de instalar una reluciente y filosa  guillotina en la Plaza Libertad y va a decapitar fríamente, sin piedad y sin ceremonia  a la Suprema Corte de Justicia frente a la mirada azorada  y boba de los partidos políticos de la oposición. Cuando las cabezas de la Ley, de la independencia  de los poderes, de las garantías del Estado de Derecho estén sangrando todavía dentro de un canasto, los partidos de la oposición  acaso concluyan  que la realidad superó con mucho sus exquisitos y reposados cálculos de probabilidades. Pero no tendrán mucho  tiempo para lamentarse, porque detrás de la Suprema Corte de Justicia marcharán también ellos  para cumplir cabalmente con el destino  que la tenaz dirigencia del Frente Amplio desde hace mucho les tiene reservado .

El Frente Amplio en estas horas está dando un Golpe de Estado; pretende no meramente arrodillar sino inutilizar a la Justicia para cumplir con sus oscuras pretensiones revolucionarias. Los partidos políticos de la oposición deberían haberse alzado resuelta y heroicamente para  denunciar y frenar  este desbocado  ataque a la institucionalidad democrática, pero no lo hicieron.  Todo lo que han cumplido hasta el día de hoy es igual a cero; es como si la Corte no hubiera sido asaltada, es como  si la prepotente mayoría del parlamento no llamara a los ministros de la Corte a arrodillarse, es como si los dirigentes del Frente Amplio no hubieran rezongado a los miembros de la Corte; es como si el Frente Amplio estuviera respetando la Constitución en vez de estar violándola flagrantemente una y otra vez  y en especial en esta ocasión con una tal gravedad que no tiene perdón ni retorno en este otro amargo febrero que estamos padeciendo.

Es deber de cada ciudadano que ama la libertad y las tradiciones de la República exigirle a los dirigentes de los partidos políticos que superen sus diferencias y patrióticamente respondan al unísono y con voz enérgica ante esta gravísima circunstancia que atraviesa la República. Ahora no es tiempo de elecciones sino de decisiones; no se puede especular con el futuro político cuando lo que está en juego es nada menos que  la estabilidad del Estado de Derecho y uno de los principalísimos pilares sobre los que se asienta la institucionalidad de la nación.

El Partido Nacional, El Partido Colorado, el Partido Independiente y todos los ciudadanos demócratas del país tienen el deber de estar al lado de la Suprema Corte  de Justicia con firmeza y entrega  y no permitir que nada ni nadie siquiera piense en la posibilidad de alterar el orden y el lugar que a ella le asigna desde siempre la Constitución. Hay que tomar ya mismo una posición entera y sin fisuras en este tema. Toda demora o toda vacilación en estas horas tan críticas produce un daño irreparable en los soberanos bienes que son esencia de la República.
 
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sábado, 23 de febrero de 2013

Más claro, echale agua

Extraído de El País - Ecos



Carta abierta al presidente Mujica
Manuel Flores Silva | Montevideo
@| "Sr. Presidente de la República Sr. José Mujica
De mi consideración:

Considero que cualquier aporte, por pequeño que sea, que reciba usted en este momento crucial de la vida del país puede ser útil.

Le escribo, pues, muy breve y modestamente, intentando contribuir en este momento clave a su pensamiento. Es un intento al que probablemente tengamos derecho todos los ciudadanos.

Tómelo como de alguien que peleó todo lo que pudo por la reconstrucción democrática y republicana del país. Y que quedó por ello marcado de modo que su vida entera ha estado al servicio de la idea de República. Y de ninguna otra. A la idea de que debe haber un orden de instituciones que distribuyan el poder en el seno de una sociedad, poder que siempre busca acrecentarse cualquiera sea quien lo detente en cualquier área en que el poder exista.

La idea es que solo un orden institucional con normas y reglas puede mantener las garantías de los ciudadanos. La idea de que allí donde hay un abuso de poder determina que en otro lado de la sociedad se le confisca poder legítimo a otros ciudadanos. La República, dijera Artigas, es "la seguridad del contrato" frente a la "veleidad de los hombres". Y, anota Rosanvallon, que la República es, nada más y nada menos, que "la organización de la desconfianza" mediante instituciones que frenen los excesos connaturales al poder.

A veces se piensa de manera que el orden institucional es menor respecto de otros valores. Sea para la imposición de una clase social, sea para impulsar una propuesta mesiánica que habrá de cambiar todo, sea porque hay episodios políticos o jurídicos que no son favorables al poder establecido. Se razona entonces que las normas republicanas deben ceder en beneficio de algún paraíso que se piensa conseguir. La experiencia humana, sin embargo, es grande en instituciones deshechas, garantías ciudadanas violadas y, sin embargo, paraísos frustrados y pendientes. La historia sí ha demostrado mil veces que ninguna política pública tiene sentido si es al costo del derecho de los ciudadanos que surge de las garantías institucionales. De la libertad, finalmente, que es la víctima al cabo de esos procesos.

Nuestro país fue grande cuando las diferentes fuerzas políticas se respetaban y consensuaban políticas. La idea de la confrontación hasta la extinción del otro -el pensamiento no tolerante que postula que el otro no es persona, sino maldad- que lleva 50 años protagonizando la vida del país, para muchos justifica y legitima no sólo el pasarle por arriba a los adversarios sino a las instituciones mismas. Lo peor de un error, Sr. Presidente, es volver a repetirlo.

Es claro que al partido oficialista le ha sido más fácil integrar el capitalismo a sus ideas que el concepto mismo de República. Lo que no es raro ya que en la historia universal la izquierda socialista ha sido el más cruel enemigo de la izquierda republicana, la que en Uruguay se conoció con el nombre de Batllismo y, por qué no, también de Wilsonismo. Sin claridad, empero, en el concepto de República el país, necesariamente, termina a la deriva. En eso estamos ahora, en un grave declive republicano.

Bajo su gobierno, y seguramente que más allá de su voluntad, Sr. Presidente, se vienen erosionando las instituciones y lastimando el central concepto de República.

Sea porque se violan reiterados pronunciamientos populares, la voz del soberano. Sea porque se declara desde las máximas alturas que las Fuerzas Armadas deben estar politizadas a favor del Partido oficialista y se traen a nuestro territorio cientos de militares de países donde se piensa así. Sea porque el Sr. Presidente convoca a su despacho a todos los presidentes de empresas públicas y les pide que no le den más publicidad estatal a los medios de comunicación que informan sobre la inseguridad. Sea porque los poderes fácticos económicos nunca tuvieron más hegemonía que hoy. Sea porque se proclama que lo político está por encima de lo jurídico para violar esto último. Sea porque recientemente la voz presidencial amedrenta con nombre y apellido a empresas particulares. Sea porque cuando el Fiscal de Corte no estuvo de acuerdo con el gobierno se le persiguió hasta hacerlo caer (aún antes, bajo anterior gobierno, se llegó a ocupar dicha Fiscalía inconstitucionalmente sin venia del Senado). Sea porque el Estado uruguayo, a través de su persona, Sr. Presidente, concurre a un acto político partidario en el exterior. Estos, entre otros muchísimos y cotidianos hechos que se podrían señalar. Lo cierto es que día a día, gota a gota, se vienen deteriorando las instituciones.

La asonada producida la pasada semana para presionar a la Suprema Corte de Justicia marca, sin embargo, un límite. Un antes y un después. Un hito en el proceso de desinstitucionalización nacional. Por eso éste es un momento crucial en la vida del país. Nunca antes en su historia había pasado algo parecido en el país como la mencionada turba y presión contra este Poder del Estado.

Pero a esa algarada ante la Suprema Corte no vino sola, sino en una escalada contra dicha institución de parte del partido de gobierno. Por ejemplo, la idea concomitante de limitar y violentar la división de poderes que está implícita en el llamado de los Ministros de la Suprema Corte de Justicia al Parlamento -que promueve el Frente Amplio- hace responsable al partido que lo llevó a usted al gobierno en profundizar la mencionada erosión republicana. ¡Algo tan elemental como la división de poderes se pone en cuestión!

Ni siquiera se distingue desde la cúpula de la fuerza política oficialista que la Corte Suprema juzga la constitucionalidad de una ley, no el sentido de la política que promueve el contenido de esa ley y entonces se acusa a la Suprema Corte de defender a la oligarquía terrateniente o el poder hegemónico. Con ese criterio vaya a saber qué termina defendiendo lo Suprema Corte cuando su misión, en estos casos, es simplemente cuidar la vigencia de la Constitución, que para ello está mandatada.

Se confunde claramente el rol de las instituciones. Y se confunde derecho con derecha. Esto mientras algún juez/a en actividad agravia todos los días, a través de medios nacionales e internacionales, a la Suprema Corte de Justicia. La que no debe a nadie explicaciones sobre lo "relacionado con la materia y competencia jurisdiccionales del Poder Judicial" (artículo 118 de la Constitución, parte del artículo de moda que no se menciona estos días).
Ya vimos en el pasado como la toma de partido apasionada por algunos temas no se detiene ante los límites institucionales y sabemos todos a qué infeliz destino se llega por ese camino.

Y en este campo de las instituciones y de las reglas de juego no puede haber confusiones, titubeos, dudas, vacilaciones ni flaquezas. Todo lo que no sea estar del lado de la independencia y autonomía de la Suprema Corte de Justicia -ella en el acierto o en el error- es estar del lado del decaimiento institucional. Los republicanos somos todos, hoy, la Suprema Corte de Justicia. Mucho debe reformarse el sistema judicial en el país -hemos escrito no poco sobre un sinnúmero de reformas necesarias- pero no debe confundirse la imperfección de las instituciones todas con su legitimidad. La legitimidad de las instituciones debe defenderse a capa y espada. Y no debe aducirse, obviamente, la necesidad de reformas para cuestionar la legitimidad de las instituciones.

La vida lo ha colocado, Sr. Presidente, en una cruz de los caminos. O usted detiene la erosión institucional o usted, aunque sea por omisión, la alienta. En esa decisión usted está solo con su conciencia. Y todos lo estamos mirando. Así es la vida del liderazgo.

La paradoja quiere que usted, que nunca creyó en las instituciones, tenga ahora la responsabilidad de salvaguardarlas. Cosas que el destino hace con los hombres. Estamos seguros que esa será su voluntad. O usted se saca la chaqueta militar del Comandante Chávez que un día se puso, ante la mirada de toda América, o usted será responsable de graves males para el país que estamos seguros que usted no quiere. ¡Hay que parar la erosión institucional! A usted le cabe un papel decisivo en ello. Sepa que por lo que haga usted justamente en estos momentos, en un sentido o en otro, es por lo que la historia nacional lo juzgará para siempre. Ojalá, por el país, que bien.

Le reitero, Sr. Presidente. Tome estas reflexiones simplemente como de alguien que luchó encarnizadamente contra la dictadura por reinstaurar la República en el país -éramos bastante menos que lo que parece ahora- mientras usted estaba preso por atentar contra la democracia. Esa democracia que luego lo eligió a usted para la dignidad que ocupa y nos obliga a todos al respeto. Tómelo de alguien que en plena dictadura pidió públicamente la amnistía para todos los que, como usted, estaban presos. No era del todo fácil. Queríamos terminar con el tiempo del desprecio generado en diversos orígenes ideológicos y sabíamos -era elemental- que solo el respeto por las instituciones y el sol de la ley podía acabar con ese mal. Que ahora -justamente ahora- a todos nos ilumine.
Le saluda muy atte,
Ciudadano Manuel Flores Silva".



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viernes, 22 de febrero de 2013

Peligro, legisladores frenteamplistas instan a no acatar SPJ

Se ve que la tronca aún no sabe convivir en democracia, tampoco le interesa mucho, sólo cobrar su sueldo, para "sobrevivir" con el magro sueldo de su marido.

Mientras que en gallinero andan a los picotazos por el poder, olvidándose de todos nosotros, el pueblo laburante que sólo pagamos impuestos y no recibimos nada a cambio, somos simples espectadores de tan lamentable escenario.

La economía va mal, eso quedó claro.

Se gastaron todo lo que entró y a cuenta también, eso es el "espacio fiscal", ahora entra menos plata y se armó.

Esto es como en casa, si gastamos a cuenta de algo y después no lo recibimos o recibimos menos, empezamos con los reproches y terminamos discutiendo o divorciándonos, cierto? cuántos matrimonios se detruyeron por problemas económicos?

Esto es igual, acá hay un tema de plata que sacó a flote todos los problemas de relacionamiento, actuales e históricos entre las fracciones del Frente  Amplio, y terminaron a los gritos.

Como esto no tiene arreglo, no una solución inminente,hay que agitar, para distraer, como siempre.

Primero fue con la jueza Mota, que parece ser, es imprescindible, es la amazona de la justicia, ahora están que arden porque la Suprema Corte hizo lo que tenía que hacer.

Entonces, como el Frente Amplio no acata las decisiones del pueblo y cuando quienes están para proteger nuestros derechos dicen que la Ley interpretativa de la Ley de Caducidad es inconstitucional, se levantan con el grito en el cielo.

Y acá hay dos puntas, una es la distracción necesaria para el lío que tiene la interna del Frene Amplio, la segunda, es agitar, les encanta agitar a la gente, entonces, han convocado a una concentración frente a la Suprema Corte, para hacer oír sus gritos cual barra brava.

Lo lamentable de todo esto, es que quien anuncia tal movida, es una senadora de la República, alguien que debería acatar lo que otro poder decide, sin embargo, vuelve a las viejas andanzas. Me pregunto si tomará otra vez el fusil?
 

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DE MEQUETREFES Y VACAS SAGRADAS

Recibo y publico



"DE MEQUETREFES Y VACAS SAGRADAS"

En el Consejo de Ministros del día 20 de febrero, el Presidente Mujica hizo muchas apreciaciones, pero algunas nos llamaron la atención mas que otras.

Nos imaginamos, que el presidente, en un momento de ocio en su tarea de mantenimiento de la Torre Ejecutiva , tiró el lampazo desde el piso trece del la torre y le dijo a su ladero Cánepa , "che llamame a los muchachos de la barra del gabinete que me van a oír , no puede ser que yo esté acá a estas horas de la noche y ellos estén chupando por ahí".

Y así fue, los reunió a todos en su refugio de Suarez y dijo y se dijeron muchas cosas, ninguna nueva pues todo lo que se dijeron ya lo habíamos leído el lunes en los diarios.

En medio de la discusión , al ver que no lo dejaban hablar, dicen que Mujica interrumpió a sus ministros y dijo: "El presidente soy yo. A mí me votó la gente. No soy un mequetrefe", con el perdón del señor Presidente, creemos que sí es un "mequetrefe" ( "Hombre entrometido, bullicioso y de poco provecho" ) pues hasta ahora ha demostrado que cumple todos los requisitos, ya que se entromete en temas , nacionales e internacionales, que desconoce y no le corresponden, de todo hace una "bulla" y  ha demostrado que su gobierno es de muy poco provecho para el bien del Uruguay y su gente, además de haber demostrado su falta de capacidad de mando.

Nos llamó mucho la atención, que el presidente José Mujica repitiera conceptos que habíamos escuchado de boca de integrantes del Partido Comunista refiriéndose al Dr. Tabaré Vázquez, pese a que ultimamente se le han escuchado argumentos similares a los de los comunistas.

Hace unas semanas ,durante la Mesa Política del Frente Amplio , el representante del Partido Comunista, Claudio Migliarini, manifestó su disconformidad por no haber sido informados en la última reunión de que en el acto de celebración del 42 aniversario del Frente Amplio, en Costa Azul,  haría uso de la palabra el expresidente Tabaré Vázquez e indicó en nombre del Partido Comunista que esas decisiones deberían ser discutidas a futuro, porque en el Frente Amplio “no hay vacas sagradas” refiriéndose a Tabaré Vázquez.

En el Consejo de Ministros Mujica  repitió los conceptos del Partido Comunista y afirmó : “El que quiera romper con el gobierno, que se vaya. Todo el mundo es libre de irse. Acá no hay más vacas sagradas”.

Esta coincidencia de conceptos nos hace preguntarnos : ¿las "vacas sagradas" del Partido Comunista son las mismas que las del presidente Mujica?, ¿Mujica también se refería a Vázquez , ya que el equipo económico responde al ex presidente?.

Todos sabemos que en el gobierno hay dos equipos económicos  ,y son tan diferentes sus maneras de encaminar la economía que para uno 2 y 2 son 22 y para otro 2 y 2 son 4 , uno responde al ex presidente Vázquez y otro (el de la OPP) responde al presidente Mujica , de ahí que los números nunca dan pues no es lo mismo 4 que 22, Mujica no tiene la fuerza política ni el poder para optar por uno y desplazar al otro.

También el mandatario aseguró que no habrá ningún “cambio de rumbo” ni modificación “fantástica” en lo “sustancial”. “Hay una necesidad de emparchar el alma y querernos un poco más entre los compañeros” , del pueblo y para el pueblo nada, solo emparchar el alma de los muchachos de la barra y que se quieran mas entre ellos, el pueblo que se arregle solo , mientras ellos se "empachan" en los mas finos restaurantes de Montevideo.

Pensamos que el presidente anunciaría cambios de rumbo y modificaciones "fantásticas" en la enseñanza, en la salud, en la seguridad, en la transparencia, en el relacionamiento con la población, pero no, sólo emparchar y amarse entre ellos.

Realmente una actitud de un gobierno perverso que solo piensa en el beneficio y los acomodos para la "barra".

En cualquier momento nos presentan , impreso en pergamino, el almuerzo de la perra Manuela.

                                                                                                                                         Jorge Azar-Gómez
                                                                                                                              Ex representante de Uruguay ante ONU

 


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