Extraído de Diario Enfoques
Verdadero relajo
Autor: Michael S. Castleton- Bridger
El país se hunde en el más absoluto relajo como a fines de la década del 60. ¿Quién no se acuerda entre tantas sandeces las pilas de papel higiénico que en enormes montones se apilaban hasta en la principal avenida de Montevideo? Lucrando unos pocos con las necesidades más básicas insatisfechas, por gobiernos dirigistas de aquella época.
En otro orden de cosas, las más de las veces, no se distribuían las cartas, no se juntaba la basura, no se limpiaban las calles y para peor los que actualmente nos gobiernan sembraban la intranquilidad por no decir terror en el país con sus asaltos, bombazos y secuestros.
Volvimos al pasado. Quizás la mayor diferencia sea que hoy la inseguridad no venga por el lado político sino por una política totalmente errada por parte de los responsables de la seguridad pública. Lo demás, lo mismo, con el agravante de un inminente conflicto con el gremio médico, y de alcances impredecibles.
Un verdadero relajo. Un desquicio institucionalizado que nuestro presidente actual no tiene la más remota idea de cómo enfrentar ya que se halla embretado por sus propias posiciones del pasado; sus propias y vulpinas disquisiciones filosóficas, y las presiones propias del conglomerado de grupos políticos que supuestamente lo apoyan.
Lo que está pasando, el que escribe lo viene previendo hace ya unos años. Lo que más alarma son declaraciones recientes de la colectividad de Mujica Cordano y su esposa, que piden a sus fieles políticos que salgan a enfrentar al gremio médico en una manifiesta posición patotera de quienes ni son demócratas ni tienen respuestas legitimas al verdadero despojo que representa la inclusión forzosa de las cajas de auxilio en ese monstruo burocrático que es el Fonasa.
Lentamente se vienen dando, por desgracia, episodios que eran evidentemente inevitables dentro del contexto de un gobierno neo marxista como el que sufrimos, conducido por quien en su corazón a todas luces aún no entendió que la democracia es un sistema, formado, a su vez, por infinidad de subsistemas que no se pueden andar toqueteando cada vez que algún aspecto de la realidad social o económica no guste.
Se toca un subsistema y se trastoca todo el sistema. Todo el complejo mecanismo que hemos ideado los hombres a través de los siglos como el menos malo de las formas de gobierno, permitiendo éste el mayor grado de libertad posible dentro de una estructura social definida.
Para que la democracia subsista debe haber un cierto grado de disciplina, un cierto grado de respeto mutuo entre la ciudadanía. Es función del estado crear las condiciones de seguridad y tranquilidad pública para que la democracia subsista. Sin ellas es la ley de la selva.
Es vital que de una vez este gobierno se sincere y aclare su posición real desde el punto de vista ideológico ante los grandes temas nacionales.
Lo único que separa a esta sociedad tan querible como lo es la uruguaya, de una conflagración social de proporciones, es el crecimiento económico creado por circunstancias que nada tienen que ver con las condiciones para gobernar del Sr. Mujica Cordano y sus compañeros de ruta.
Si se para el crecimiento, cosa que sucederá en algún momento, ya no habrá camuflaje posible a los desatinos del Frente Amplio en el gobierno. Ya no habrá forma de disimular el verdadero relajo en que está cayendo el Uruguay.
No se podrán sostener los programas de ayuda social, no se podrá mantener el agujero negro de Alur en Bella Unión, no se podrán seguir nombrando funcionarios públicos, ni coordinadores ni alcaldes que nadie sabe bien para lo que están.
Nada de esto se podrá mantener porque lisa y llanamente es artificial. Sólo hace falta que surjan sustitutos viables a nuestros productos del sector primario, que a los niveles de precio actuales llegarán más tarde o más temprano. Este mini boom terminará. Ahí se verá el precio de la festichola.
Por ahora, el precio es la falta de seguridad, los impuestos expoliatorios, la prepotencia de las corporaciones disfrazadas de gremios, las absurdas incoherencias del gobierno, y la creciente intranquilidad entre los inversores potenciales y genuinos que pudiera atraer nuestra pequeña economía.
La real academia define en una de sus acepciones a ‘relajo’ como una ‘degradación de las costumbres’. Eso es lo que vive nuestro país en estos momentos en todos los campos.
Los que nos gobiernan son los principales exponentes y creadores de este fenómeno.
Michael S. Castleton- Bridger
Autor: Michael S. Castleton- Bridger
El país se hunde en el más absoluto relajo como a fines de la década del 60. ¿Quién no se acuerda entre tantas sandeces las pilas de papel higiénico que en enormes montones se apilaban hasta en la principal avenida de Montevideo? Lucrando unos pocos con las necesidades más básicas insatisfechas, por gobiernos dirigistas de aquella época.
En otro orden de cosas, las más de las veces, no se distribuían las cartas, no se juntaba la basura, no se limpiaban las calles y para peor los que actualmente nos gobiernan sembraban la intranquilidad por no decir terror en el país con sus asaltos, bombazos y secuestros.
Volvimos al pasado. Quizás la mayor diferencia sea que hoy la inseguridad no venga por el lado político sino por una política totalmente errada por parte de los responsables de la seguridad pública. Lo demás, lo mismo, con el agravante de un inminente conflicto con el gremio médico, y de alcances impredecibles.
Un verdadero relajo. Un desquicio institucionalizado que nuestro presidente actual no tiene la más remota idea de cómo enfrentar ya que se halla embretado por sus propias posiciones del pasado; sus propias y vulpinas disquisiciones filosóficas, y las presiones propias del conglomerado de grupos políticos que supuestamente lo apoyan.
Lo que está pasando, el que escribe lo viene previendo hace ya unos años. Lo que más alarma son declaraciones recientes de la colectividad de Mujica Cordano y su esposa, que piden a sus fieles políticos que salgan a enfrentar al gremio médico en una manifiesta posición patotera de quienes ni son demócratas ni tienen respuestas legitimas al verdadero despojo que representa la inclusión forzosa de las cajas de auxilio en ese monstruo burocrático que es el Fonasa.
Lentamente se vienen dando, por desgracia, episodios que eran evidentemente inevitables dentro del contexto de un gobierno neo marxista como el que sufrimos, conducido por quien en su corazón a todas luces aún no entendió que la democracia es un sistema, formado, a su vez, por infinidad de subsistemas que no se pueden andar toqueteando cada vez que algún aspecto de la realidad social o económica no guste.
Se toca un subsistema y se trastoca todo el sistema. Todo el complejo mecanismo que hemos ideado los hombres a través de los siglos como el menos malo de las formas de gobierno, permitiendo éste el mayor grado de libertad posible dentro de una estructura social definida.
Para que la democracia subsista debe haber un cierto grado de disciplina, un cierto grado de respeto mutuo entre la ciudadanía. Es función del estado crear las condiciones de seguridad y tranquilidad pública para que la democracia subsista. Sin ellas es la ley de la selva.
Es vital que de una vez este gobierno se sincere y aclare su posición real desde el punto de vista ideológico ante los grandes temas nacionales.
Lo único que separa a esta sociedad tan querible como lo es la uruguaya, de una conflagración social de proporciones, es el crecimiento económico creado por circunstancias que nada tienen que ver con las condiciones para gobernar del Sr. Mujica Cordano y sus compañeros de ruta.
Si se para el crecimiento, cosa que sucederá en algún momento, ya no habrá camuflaje posible a los desatinos del Frente Amplio en el gobierno. Ya no habrá forma de disimular el verdadero relajo en que está cayendo el Uruguay.
No se podrán sostener los programas de ayuda social, no se podrá mantener el agujero negro de Alur en Bella Unión, no se podrán seguir nombrando funcionarios públicos, ni coordinadores ni alcaldes que nadie sabe bien para lo que están.
Nada de esto se podrá mantener porque lisa y llanamente es artificial. Sólo hace falta que surjan sustitutos viables a nuestros productos del sector primario, que a los niveles de precio actuales llegarán más tarde o más temprano. Este mini boom terminará. Ahí se verá el precio de la festichola.
Por ahora, el precio es la falta de seguridad, los impuestos expoliatorios, la prepotencia de las corporaciones disfrazadas de gremios, las absurdas incoherencias del gobierno, y la creciente intranquilidad entre los inversores potenciales y genuinos que pudiera atraer nuestra pequeña economía.
La real academia define en una de sus acepciones a ‘relajo’ como una ‘degradación de las costumbres’. Eso es lo que vive nuestro país en estos momentos en todos los campos.
Los que nos gobiernan son los principales exponentes y creadores de este fenómeno.
Michael S. Castleton- Bridger
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