martes, 23 de agosto de 2011

Y si, llegamos al límite, la omisión del gobierno genera esto

Sin dudas, este es el resultado de la ineficacia del Ministerio de Defensa.

Mientras Bonomi y el nurse se dedican a redactar manuales para que no te roben, cortándonos nuestras libertades, ya no somos dueños ni de tener el auto en la puerta de nuestras casas, no somos dueños de salir, estamos sitiados.

Llama poderosamente la atención, la rápida ejecución del procedimiento policial y de la jueza a cargo.

Si fueran tan eficientes, hubieran resuelto ya las desapariciones de las chicas que hace meses faltan de su hogar, hubieran aclarado tantos homicidios como la señora del Buceo que voló con una bomba, hubieran aclarado lo del berretín de Feldman, hubieran aclarado tantas y tantas rapiñas, delitos varios, cuyos expedientes pasan a dormir el sueño eterno adentro de un cajón.

Es una vergüenza que obliguen a la gente a que se defienda como pueda y luego sean tan expeditivos como lo fueron en este caso.

Y ojo, no digo que la jueza tuviera que mirar para otro lado, llama la atención la rapidez y la eficiencia en los casos que no son de legítima defensa, cuando los chorros y los asesinos, esos que llaman menores infractores, andan sueltos asolando al país entero.

Una familia entera se hizo paté por este incidente, que pudo haberse evitado si la policía y la justicia hicieran bien su trabajo. Nadie se levanta un día pensando, hoy limpio a un chorro...

Qué lamentable.


Extraído de El País

"Mi esposo les disparó para asustar, nada más"

Testimonio. Habla la mujer que se incriminó por su marido

DIEGO CASTRO


"Una pesadilla". Así define María Aurelia Negri su situación desde que, en la madrugada del viernes, su esposo disparó e hirió de muerte a un delincuente que robaba su automóvil en la puerta de su propia casa.

Negri cuenta que el mes pasado los mismos ladrones les habían robado una camioneta Fiat Fiorino de la puerta de la casa. "Los vimos irse empujando la camioneta, les gritamos y no pudimos hacer nada", cuenta.

Días más tarde, resolvieron tener un arma. "Mi padre nos dio un calibre 22 y nos dijo que tuviéramos cuidado, que la 22 solo sirve para asustar, pero cuando pega en algo sale rebotada para cualquier lado", dijo María Aurelia, en diálogo con El País.

En la madrugada del viernes, mientras dormían, escucharon sonar la alarma de su automóvil, un Audi color negro, que habían comprado no hacía más de un mes.

"Nos asomamos y vimos a dos personas, una de ellas dentro del coche", dijo.

"Mi esposo se levanta a ver qué pasaba y cuando los vio se dio cuenta que eran los mismos que habían robado la camioneta", sostuvo.

Para María Aurelia fueron cuatro o cinco disparos los que efectuó su marido y ambos se quedaron tranquilos porque vieron que los dos delincuentes salieron corriendo de la puerta de su casa.

"Mi esposo disparó para asustar. Nada más. Él no quiso matar a nadie. Es más, el chorro tenía la mitad del cuerpo dentro del auto y el auto no tiene un solo impacto de bala", indicó Negri, quien supone que una de las balas que su marido disparó rebotó en el muro y le dio en la espalda al rapiñero.

"Inclusive, no había sangre ni nada en la puerta de casa. Lo único que quedó fueron los vidrios rotos del auto", recordó.

Sin embargo, admite que cometieron un error. "Nos asustamos porque vino un vecino y nos dijo que había un pichi tirado en la vereda y que estaba muerto".

"Nosotros dijimos que no podía ser, que tenía que estar vivo, entonces el vecino le dijo a mi marido que se fuera y que se llevara el auto", contó Negri.

Los móviles policiales llegaron al lugar de los hechos, apenas segundos después que el esposo de Negri se llevara el automóvil. "Yo mentí", admite María Aurelia, sin reparos. "Me quedé sola con mis hijos, los llevé a la escuela y cuando volví, veo todo el despliegue de la Policía y que el tipo estaba muerto", relató .

Luego, Negri comentó que la propia jueza del caso llegó a su casa, preguntando qué auto había estacionado en ese garaje y si tenían armas de fuego en su casa. Ante estas preguntas, Negri contestó con evasivas, pero un vecino, sin intención según la propia involucrada, le dijo a la jueza que en ese lugar había un automóvil propiedad de los dueños de esa casa.

En esas circunstancias María Aurelia fue detenida y llevada a dependencias de la Seccional 15ª. Mediante una orden de allanamiento, los efectivos localizaron el arma debajo de la cama. En ese momento fue que María Aurelia decidió hacerse cargo del hecho.

"Yo pensé que capaz era más fácil para mi marido poder hacer algo desde afuera y por eso me inculpé de todo", dijo.

Dos horas más tarde, el marido de Negri se entregaba como responsable del homicidio del menor.

"En el medio, él ganó tiempo asesorándose con abogados", contó María Aurelia.

JUZGADO. María contó que el trato que recibieron de la Policía tanto en la seccional como en el juzgado fue "muy bueno".

"Lo único negativo fue el trato que recibimos por parte de la jueza del caso. Fue muy cruel, muy duro", comentó.

A su vez calificó toda la situación que están viviendo desde el viernes hasta ahora como una "pesadilla".

"Es increíble como en pocos minutos te cambia la vida de una manera tan drástica", dice.

Una vez en el juzgado contó que debió ser revisada hasta en sus partes más íntimas. "Yo quise resistirme a ese tipo de revisión porque considero que es humillante, pero la oficial que me revisó me dijo que las presas se meten droga y armas en la vagina y que no podían no revisarme", contó.

Además, Negri dijo que "hay cuestiones de los procesos judiciales que no se entienden".

Siendo más específica sobre la situación dijo que cuando los llevaron al juzgado, debieron permanecer en los calabozos del lugar. "Los hombres y las mujeres están en celdas separadas, pero uno escucha lo que dicen todos", comentó. "Se supone que en ese lugar no se puede hablar, sin embargo entre los propios chorros comentan sus delitos como proezas", dijo.

"En determinado momento se llevaron a uno a declarar y otro desde adentro le dijo: `no me vendas, mirá que si no salimos y te la damos`. Además, entre ellos arreglan lo que tienen para decir delante del juez", contó Negri.

MEDIDAS. María Aurelia contó que piensa mudarse próximamente. "Acá en el barrio nos la tienen jurada, matamos a uno de ellos, no podemos seguir acá", dijo.

"Incluso el viernes mismo de noche, rompieron los vidrios de un comercio de la esquina porque pensaron que habían sido ellos los que mataron al chorro", sostuvo.

"Mi marido está destrozado", contó, al tiempo que manifestó que "recién lo vamos a poder ver el miércoles que es cuando tienen visita".

"Él trabaja desde las siete de la mañana hasta las siete de la tarde. Incluso el jueves, antes de todo esto, estuvimos como hasta las 10 de la noche en la empresa arreglando unos problemas con unos ómnibus", dijo al tiempo que aclaró que su esposo tiene, junto a su suegro, una empresa de viajes internacionales.

Sobre su esposo, además comenta que están haciendo fuerza para que pueda permanecer recluido donde está ahora, en Cárcel Central de San José y Carlos Quijano, el establecimiento que tiene mejores condiciones de reclusión en la capital y sus alrededores.

"Él no puede ir al Comcar, porque cuando llegue allá van a saber que está preso por matar un chorro y se la van a querer cobrar", sostuvo María Aurelia.
"Lejos de legítima defensa"

La jueza que intervino en el caso, Graciela Eustachio dijo que el episodio "está lejos de ser legítima defensa", publicó Últimas Noticias. "La ubicación del arma en el domicilio de la señora aclaró el punto, porque antes no estaba muy dilucidado el caso", explicó la magistrada. El arma que fue usada para disparar a los ladrones fue hallada debajo de la cama. La mujer se autoincriminó para defender a su marido.

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