Va mejorando en la gente que se eleige para el país de primera tan prometido y tan lejano.
Extraído de Foro Batllista
LA TRISTE HISTORIA DEL ECONOMISTA LUIS PORTO
Los Polémicos Antecedentes del Nuevo Viceministro de Economía
El Gobierno designó Subsecretario de Economía y Finanzas al economista Luis Porto, quien hasta ahora ejercía la presidencia de la Corporación para el Desarrollo. La promoción del economista Porto como número dos de uno de los principales Ministerios ha generado todo tipo de comentarios, ya que el nuevo jerarca carga con una polémica historia.
No nos gusta andar hurgando en los antecedentes de las personas, pero en este caso la cuestión es tan flagrante que no puede pasar inadvertida..
En 1999, la Cooperativa de Ahorro y Crédito (“Caycú”) contrató los servicios de Porto, quien se convirtió al poco tiempo en Director de esa entidad financiera, la que atravesó, como muchas otras, diversas dificultades que motivaron las inspecciones habituales del Banco Central. Las autoridades encontraron que la cooperativa mantenía una serie de irregularidades, como “ocultamiento de pérdidas” y “negocios de triangulación”, lo que provocó que se intensificara la investigación. Como resultado de esas tareas se supo –según indicó el semanario Crónicas en diciembre de 2003– que Porto había vendido a la mencionada cooperativa, siendo directivo, una base de datos de otra empresa de la cual el propio Porto era propietario. Es decir, Porto le compró a Porto, pero no con dineros propios sino con los de la cooperativa.
Ante esos graves hechos, el Banco Central resolvió suspender a Porto y a los demás directivos de “Caycú” por cinco años, inhabilitándolos durante ese período para desarrollar cualquier actividad de índole financiera.
Al llegar el Frente Amplio al Gobierno se propuso, desde el Poder Ejecutivo, anular la sanción a Porto y allí se produjo un hecho inédito que demuestra que la misma estuvo bien aplicada y que el posterior intento de amnistía o perdón fue absolutamente político: el Presidente del Banco Central de la administración frenteamplista, el economista Walter Cancela, se vio obligado a solicitar licencia porque no quería levantar la sanción a Porto. Como fue presionado por el Gobierno de Tabaré Vázquez, prefirió ausentarse.
Lo mismo hizo otro de los directores oficialistas, César Failache, quien también solicitó licencia. Ante esa situación, el Poder Ejecutivo integró temporariamente el Directorio del Banco Central con jerarcas de otros Entes Autónomos, con quienes hizo mayoría. Sin embargo, la rehabilitación de Porto no tuvo unanimidad, ya que el tercer integrante oficialista del Directorio, Álvaro Correa, se quedó en sala y votó en contra de Porto, manteniendo la sanción.
Esta conclusión, verificada mientras ya gobernaba el Frente Amplio, es absolutamente elocuente respecto a la responsabilidad de Porto y al hecho de que la investigación y la sanción del Banco Central fueron ajustadas a derecho. Porto argumentó en ese momento que había sufrido una persecución, pero es indudable que los directores frenteamplistas del Banco Central lo desmintieron posteriormente.
¿Era necesario que el Frente Amplio promueva, a un cargo tan importante, a un técnico con antecedentes tan negativos? ¿No tiene el Gobierno otro economista a mano, sin tachas, para encomendarle la tarea?
Son preguntas que seguramente quedarán sin respuesta, porque el gobierno tiene mayorías y no puede prosperar ninguna acción parlamentaria. En cualquier otra circunstancia, una designación de esta índole provocaría una interpelación y la inmediata caída del Ministro responsable (o, mejor dicho, irresponsable) pero lamentablemente en nuestro país nos hemos tenido que acostumbrar a estos excesos que demuestran que cada vez estamos más lejos de aquel “país de primera” que se había prometido.
No nos gusta andar hurgando en los antecedentes de las personas, pero en este caso la cuestión es tan flagrante que no puede pasar inadvertida..
En 1999, la Cooperativa de Ahorro y Crédito (“Caycú”) contrató los servicios de Porto, quien se convirtió al poco tiempo en Director de esa entidad financiera, la que atravesó, como muchas otras, diversas dificultades que motivaron las inspecciones habituales del Banco Central. Las autoridades encontraron que la cooperativa mantenía una serie de irregularidades, como “ocultamiento de pérdidas” y “negocios de triangulación”, lo que provocó que se intensificara la investigación. Como resultado de esas tareas se supo –según indicó el semanario Crónicas en diciembre de 2003– que Porto había vendido a la mencionada cooperativa, siendo directivo, una base de datos de otra empresa de la cual el propio Porto era propietario. Es decir, Porto le compró a Porto, pero no con dineros propios sino con los de la cooperativa.
Ante esos graves hechos, el Banco Central resolvió suspender a Porto y a los demás directivos de “Caycú” por cinco años, inhabilitándolos durante ese período para desarrollar cualquier actividad de índole financiera.
Al llegar el Frente Amplio al Gobierno se propuso, desde el Poder Ejecutivo, anular la sanción a Porto y allí se produjo un hecho inédito que demuestra que la misma estuvo bien aplicada y que el posterior intento de amnistía o perdón fue absolutamente político: el Presidente del Banco Central de la administración frenteamplista, el economista Walter Cancela, se vio obligado a solicitar licencia porque no quería levantar la sanción a Porto. Como fue presionado por el Gobierno de Tabaré Vázquez, prefirió ausentarse.
Lo mismo hizo otro de los directores oficialistas, César Failache, quien también solicitó licencia. Ante esa situación, el Poder Ejecutivo integró temporariamente el Directorio del Banco Central con jerarcas de otros Entes Autónomos, con quienes hizo mayoría. Sin embargo, la rehabilitación de Porto no tuvo unanimidad, ya que el tercer integrante oficialista del Directorio, Álvaro Correa, se quedó en sala y votó en contra de Porto, manteniendo la sanción.
Esta conclusión, verificada mientras ya gobernaba el Frente Amplio, es absolutamente elocuente respecto a la responsabilidad de Porto y al hecho de que la investigación y la sanción del Banco Central fueron ajustadas a derecho. Porto argumentó en ese momento que había sufrido una persecución, pero es indudable que los directores frenteamplistas del Banco Central lo desmintieron posteriormente.
¿Era necesario que el Frente Amplio promueva, a un cargo tan importante, a un técnico con antecedentes tan negativos? ¿No tiene el Gobierno otro economista a mano, sin tachas, para encomendarle la tarea?
Son preguntas que seguramente quedarán sin respuesta, porque el gobierno tiene mayorías y no puede prosperar ninguna acción parlamentaria. En cualquier otra circunstancia, una designación de esta índole provocaría una interpelación y la inmediata caída del Ministro responsable (o, mejor dicho, irresponsable) pero lamentablemente en nuestro país nos hemos tenido que acostumbrar a estos excesos que demuestran que cada vez estamos más lejos de aquel “país de primera” que se había prometido.
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