Extraído de El País
Sólo por miedo...
Gustavo Penadés
Apenas hace unas pocas semanas, la argumentación esgrimida por el Frente para aprobar la Ley Interpretativa de la Ley de Caducidad no admitía discusión.
Desde el canciller Almagro a Tabaré Vázquez, las voces fueron unánimes en negar trascendencia a la voluntad popular expresada en los plebiscitos. Hasta la senadora Constanza Moreira se tomó el trabajo de hacer complejos cálculos, para demostrar la tesis que la voluntad de los legisladores frentistas era en realidad más representativa que la voluntad mayoritaria de los uruguayos que no acompañaron la anulación de la ley de caducidad en 2009.
Muchas fueron las voces que se alzaron, y fueron desoídas, advirtiendo al gobierno que se aprestaba a cometer una barbaridad, un golpe de estado técnico, un atropello y burla a la voluntad de los uruguayos, como nunca se vio en la historia nacional y en el que, ni siquiera los militares, teniendo la sartén por el mango, se les ocurrió incurrir en 1980. Se fueron atizando las pasiones y avivando los odios. Voces de advertencia muy duras salieron también del seno del FA y terminaron con el senador Fernández Huidobro renunciante y con el senador Jorge Saravia en capilla.
Sin embargo, al momento de escribir estas líneas, todo cambió. El Presidente Mujica -secundado por el Vicepresidente Astori- se apersonó a los legisladores frentistas para advertirles que era preciso cambiar el rumbo.
A esa misma hora -¡qué paradoja!- el canciller Almagro explicaba a los diputados las razones "jurídicas" por las que era preciso votar la ley interpretativa.
En sintonía con Mujica se pronunció el Dr. Vázquez desde el exterior.
¿Qué fue lo que cambió se preguntará el lector? ¿Qué hecho superviniente? ¿Tal vez la serena reflexión de que el camino elegido no tiene mucha diferencia con lo que pasó en 1973? Nada de eso. La preocupación fue muy otra. Las preocupaciones pasan por las encuestas, que muestran que a los uruguayos no les gusta que les tomen el pelo. Llegados a esta instancia, se terminaron los principios y valores. El miedo a los costos políticos motiva a Mujica a echar para atrás y con él Vázquez pone reversa y con él Astori se desdice de lo que votó pocos días atrás, y el FA ¡¡¡convocará a un Plenario Nacional para desandar el camino!!! El cálculo electoral más espurio, elevado a la categoría de dogma, es el Norte del Presidente Mujica y de los dirigentes del Frente Amplio.
¡Qué diferencia con el Partido Nacional; qué diferencia con Wilson que vota una Ley de Caducidad sin preocuparse de los costos políticos que sabía le aparejaría!
Hace muchos años, cuando se discutía si las elecciones habían sido robadas al Partido Nacional, cometiéndose un fraude en el departamento de Lavalleja, el diario El País decía: "si la suerte de las urnas nos negara la mayoría de los sufragios, sería indigno de una fuerza tan pura y tan gloriosa como el nacionalismo, intentar la confección de una falsa bandera por medio de sofisticaciones leguleyas, la desfiguración de los hechos o la tortura de los textos legales".
¡¡¡Cuánto le falta por aprender al Frente Amplio!!!
El País Digital
Sólo por miedo...
Gustavo Penadés
Apenas hace unas pocas semanas, la argumentación esgrimida por el Frente para aprobar la Ley Interpretativa de la Ley de Caducidad no admitía discusión.
Desde el canciller Almagro a Tabaré Vázquez, las voces fueron unánimes en negar trascendencia a la voluntad popular expresada en los plebiscitos. Hasta la senadora Constanza Moreira se tomó el trabajo de hacer complejos cálculos, para demostrar la tesis que la voluntad de los legisladores frentistas era en realidad más representativa que la voluntad mayoritaria de los uruguayos que no acompañaron la anulación de la ley de caducidad en 2009.
Muchas fueron las voces que se alzaron, y fueron desoídas, advirtiendo al gobierno que se aprestaba a cometer una barbaridad, un golpe de estado técnico, un atropello y burla a la voluntad de los uruguayos, como nunca se vio en la historia nacional y en el que, ni siquiera los militares, teniendo la sartén por el mango, se les ocurrió incurrir en 1980. Se fueron atizando las pasiones y avivando los odios. Voces de advertencia muy duras salieron también del seno del FA y terminaron con el senador Fernández Huidobro renunciante y con el senador Jorge Saravia en capilla.
Sin embargo, al momento de escribir estas líneas, todo cambió. El Presidente Mujica -secundado por el Vicepresidente Astori- se apersonó a los legisladores frentistas para advertirles que era preciso cambiar el rumbo.
A esa misma hora -¡qué paradoja!- el canciller Almagro explicaba a los diputados las razones "jurídicas" por las que era preciso votar la ley interpretativa.
En sintonía con Mujica se pronunció el Dr. Vázquez desde el exterior.
¿Qué fue lo que cambió se preguntará el lector? ¿Qué hecho superviniente? ¿Tal vez la serena reflexión de que el camino elegido no tiene mucha diferencia con lo que pasó en 1973? Nada de eso. La preocupación fue muy otra. Las preocupaciones pasan por las encuestas, que muestran que a los uruguayos no les gusta que les tomen el pelo. Llegados a esta instancia, se terminaron los principios y valores. El miedo a los costos políticos motiva a Mujica a echar para atrás y con él Vázquez pone reversa y con él Astori se desdice de lo que votó pocos días atrás, y el FA ¡¡¡convocará a un Plenario Nacional para desandar el camino!!! El cálculo electoral más espurio, elevado a la categoría de dogma, es el Norte del Presidente Mujica y de los dirigentes del Frente Amplio.
¡Qué diferencia con el Partido Nacional; qué diferencia con Wilson que vota una Ley de Caducidad sin preocuparse de los costos políticos que sabía le aparejaría!
Hace muchos años, cuando se discutía si las elecciones habían sido robadas al Partido Nacional, cometiéndose un fraude en el departamento de Lavalleja, el diario El País decía: "si la suerte de las urnas nos negara la mayoría de los sufragios, sería indigno de una fuerza tan pura y tan gloriosa como el nacionalismo, intentar la confección de una falsa bandera por medio de sofisticaciones leguleyas, la desfiguración de los hechos o la tortura de los textos legales".
¡¡¡Cuánto le falta por aprender al Frente Amplio!!!
El País Digital
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