Extraído de la página de Equipos Mori
MUJICA TERMINA EL AÑO CON 48% DE APROBACION Y 25% DE DESAPROBACION
MUJICA TERMINA EL AÑO CON 48% DE APROBACION Y 25% DE DESAPROBACION
Al terminar su primer año de gobierno (que en realidad son 9 meses porque el Presidente asumió el 1º de marzo) el Presidente Mujica recibe un 48% de aprobación y un 25% desaprobación de parte del electorado uruguayo. El balance o saldo neto es positivo, de +23. El nivel de aprobación que hoy recibe Mujica es exactamente el mismo que el porcentaje de votación que obtuvo en la primera vuelta de las elecciones del año pasado, y un poquito más bajo que el porcentaje de votación que obtuvo en la segunda vuelta (52%).
Entonces, en líneas generales, se diría: un Presidente que fue electo con un apoyo de alrededor del 50%, un año después tiene un nivel de respaldo similar a su gestión. Si la información se mira desde esta perspectiva, o si no hubiéramos tenido encuestas en el medio, quizá podíamos pensar que nada cambió en este año.
Sin embargo, nada más lejos de la realidad que una situación de estabilidad: en términos de visiones públicas sobre la gestión presidencial ha habido muchas variaciones a lo largo del año. Mujica comienza su gestión, en marzo de este año, con un respaldo del 60% de los uruguayos. En el momento inicial, ya un grupo de personas que no lo habían votado, le concedía crédito. Y pocos meses después, en junio y julio de este año, el crédito había aumentado considerablemente: Mujica alcanzó niveles de apoyo que superaron el 70%.
Las explicaciones básicas de este fenómeno, según registraron las encuestas de Equipos MORI de esos meses, tenían que ver con la capacidad del nuevo Presidente de generar, en el plano nacional, un clima de armonía con la oposición, que incluso aceptó integrar algunas áreas del gobierno; y en el plano externo, llevar adelante una negociación exitosa con Argentina que terminó con el bloqueo del puente internacional Fray Bentos-Puerto Unzué. Con estas acciones Mujica logró seducir, y alcanzó el respaldo, de una gran cantidad de gente que no lo había votado, y que mantenía al inicio serias dudas sobre sus capacidades para ejercer la Presidencia de la República. En este momento el Presidente alcanzó su momento máximo de “luna de miel” con el electorado.
Pero las mediciones siguientes mostraron que ese clima duró relativamente poco. En el segundo semestre, diluidos los efectos positivos de la solución del diferendo con Argentina, y enfrentado a un nivel de conflictividad mayor con la oposición en primera instancia, y con el mundo sindical en los últimos tiempos, la “luna de miel” comenzó a desaparecer gradualmente. Así, Mujica recibía un 62% de apoyo en junio, 57% en agosto, y termina el año con este 48%, mientras que la desaprobación se va incrementando más cerca del final del año y llega a alrededor de la cuarta parte del electorado.
De esta forma, el balance del año 2010 para Mujica y su gobierno tiene dos miradas. Si se consideran los promedios de aprobación, este ha sido no sólo un año bueno sino un año récord. Ningún gobierno anterior, ni siquiera el de Tabaré Vázquez, alcanzó en promedio tanto respaldo en su primer año meses de gestión. Pero, si se consideran las tendencias, las señales son algo diferentes. El apoyo público al Presidente parece hacer una forma de parábola: respaldado por 48% en el momento de ser electo, creció a niveles inéditos sobre mitad de año, para retornar a un apoyo de 48% al terminar su primer año.
¿Mujica “habla mucho y hace poco”?
La encuesta de Equipos MORI de diciembre preguntó específicamente sobre este punto, y encontró que las aguas estaban divididas. Un 45% efectivamente opina que el Presidente Mujica “habla mucho y hace poco”, pero un 48% opina que en realidad Mujica “está haciendo cosas concretas”. Esta es efectivamente una visión que tiene una parte importante de los ciudadanos, pero no es mayoritaria. Obviamente estos juicios están marcados por las orientaciones políticas de las personas. La gran mayoría de los frentistas (73%) cree que el Presidente “está haciendo cosas concretas”, pero entre la oposición el saldo es exactamente el contrario: la mayoría (dos de cada tres) opina que “habla mucho y hace poco”.
Esta distribución de opinión es el reflejo de lo que se mencinaba anteriormente: el clima de armonía entre gobierno y oposición se está diluyendo, y esto se está viendo también en el electorado. Notoriamente, parte del discurso de los líderes de oposición está teniendo eco entre sus propios votantes, mientras que los frentistas asumen una “defensa” mayoritaria del Presidente.
¿Mujica “quiere hacer cosas pero no lo dejan”?
Hace algunas semanas el Presidente expresó públicamente su frustración porque “en este país no me dejan hacer nada”. ¿Los uruguayos creen efectivamente que el Presidente quiere hacer cosas pero que no lo dejan?. Nuevamente hay opiniones divididas sobre el tema, pero aquí la mayoría relativa (47%) está de acuerdo con esta frase del Presidente, mientras que un 34% está en desacuerdo con la misma.
O sea, una parte importante de los uruguayos tiene la sensación de que el Presidente tiene más restricciones externas de las que desearían. Lo interesante es que no hay visiones unánimes respecto a quiénes son estos “restrictores” a la voluntad presidencial. Ante la pregunta de ¿quiénes son los que “no dejan” a Mujica hacer lo que se propone?, una parte acusa a la oposición (respuesta bastante peculiar cuando el gobierno tiene mayoría parlamentaria), otros acusan al propio Frente Amplio, otros más genéricamente al “resto del gobierno”, y otros incluso a “la gente” y al Parlamento. Estos dos indicadores, en balance, muestran elementos interesantes adicionales sobre la imagen del Presidente. Una parte de la ciudadanía opina efectivamente que el Presidente “habla mucho y hace poco”, pero también otra parte siente que el Presidente está intentando hacer cosas pero enfrenta resistencias externas que no le permiten llevar adelante su gestión.
Entonces, en líneas generales, se diría: un Presidente que fue electo con un apoyo de alrededor del 50%, un año después tiene un nivel de respaldo similar a su gestión. Si la información se mira desde esta perspectiva, o si no hubiéramos tenido encuestas en el medio, quizá podíamos pensar que nada cambió en este año.
Sin embargo, nada más lejos de la realidad que una situación de estabilidad: en términos de visiones públicas sobre la gestión presidencial ha habido muchas variaciones a lo largo del año. Mujica comienza su gestión, en marzo de este año, con un respaldo del 60% de los uruguayos. En el momento inicial, ya un grupo de personas que no lo habían votado, le concedía crédito. Y pocos meses después, en junio y julio de este año, el crédito había aumentado considerablemente: Mujica alcanzó niveles de apoyo que superaron el 70%.
Las explicaciones básicas de este fenómeno, según registraron las encuestas de Equipos MORI de esos meses, tenían que ver con la capacidad del nuevo Presidente de generar, en el plano nacional, un clima de armonía con la oposición, que incluso aceptó integrar algunas áreas del gobierno; y en el plano externo, llevar adelante una negociación exitosa con Argentina que terminó con el bloqueo del puente internacional Fray Bentos-Puerto Unzué. Con estas acciones Mujica logró seducir, y alcanzó el respaldo, de una gran cantidad de gente que no lo había votado, y que mantenía al inicio serias dudas sobre sus capacidades para ejercer la Presidencia de la República. En este momento el Presidente alcanzó su momento máximo de “luna de miel” con el electorado.
Pero las mediciones siguientes mostraron que ese clima duró relativamente poco. En el segundo semestre, diluidos los efectos positivos de la solución del diferendo con Argentina, y enfrentado a un nivel de conflictividad mayor con la oposición en primera instancia, y con el mundo sindical en los últimos tiempos, la “luna de miel” comenzó a desaparecer gradualmente. Así, Mujica recibía un 62% de apoyo en junio, 57% en agosto, y termina el año con este 48%, mientras que la desaprobación se va incrementando más cerca del final del año y llega a alrededor de la cuarta parte del electorado.
De esta forma, el balance del año 2010 para Mujica y su gobierno tiene dos miradas. Si se consideran los promedios de aprobación, este ha sido no sólo un año bueno sino un año récord. Ningún gobierno anterior, ni siquiera el de Tabaré Vázquez, alcanzó en promedio tanto respaldo en su primer año meses de gestión. Pero, si se consideran las tendencias, las señales son algo diferentes. El apoyo público al Presidente parece hacer una forma de parábola: respaldado por 48% en el momento de ser electo, creció a niveles inéditos sobre mitad de año, para retornar a un apoyo de 48% al terminar su primer año.
¿Mujica “habla mucho y hace poco”?
La encuesta de Equipos MORI de diciembre preguntó específicamente sobre este punto, y encontró que las aguas estaban divididas. Un 45% efectivamente opina que el Presidente Mujica “habla mucho y hace poco”, pero un 48% opina que en realidad Mujica “está haciendo cosas concretas”. Esta es efectivamente una visión que tiene una parte importante de los ciudadanos, pero no es mayoritaria. Obviamente estos juicios están marcados por las orientaciones políticas de las personas. La gran mayoría de los frentistas (73%) cree que el Presidente “está haciendo cosas concretas”, pero entre la oposición el saldo es exactamente el contrario: la mayoría (dos de cada tres) opina que “habla mucho y hace poco”.
Esta distribución de opinión es el reflejo de lo que se mencinaba anteriormente: el clima de armonía entre gobierno y oposición se está diluyendo, y esto se está viendo también en el electorado. Notoriamente, parte del discurso de los líderes de oposición está teniendo eco entre sus propios votantes, mientras que los frentistas asumen una “defensa” mayoritaria del Presidente.
¿Mujica “quiere hacer cosas pero no lo dejan”?
Hace algunas semanas el Presidente expresó públicamente su frustración porque “en este país no me dejan hacer nada”. ¿Los uruguayos creen efectivamente que el Presidente quiere hacer cosas pero que no lo dejan?. Nuevamente hay opiniones divididas sobre el tema, pero aquí la mayoría relativa (47%) está de acuerdo con esta frase del Presidente, mientras que un 34% está en desacuerdo con la misma.
O sea, una parte importante de los uruguayos tiene la sensación de que el Presidente tiene más restricciones externas de las que desearían. Lo interesante es que no hay visiones unánimes respecto a quiénes son estos “restrictores” a la voluntad presidencial. Ante la pregunta de ¿quiénes son los que “no dejan” a Mujica hacer lo que se propone?, una parte acusa a la oposición (respuesta bastante peculiar cuando el gobierno tiene mayoría parlamentaria), otros acusan al propio Frente Amplio, otros más genéricamente al “resto del gobierno”, y otros incluso a “la gente” y al Parlamento. Estos dos indicadores, en balance, muestran elementos interesantes adicionales sobre la imagen del Presidente. Una parte de la ciudadanía opina efectivamente que el Presidente “habla mucho y hace poco”, pero también otra parte siente que el Presidente está intentando hacer cosas pero enfrenta resistencias externas que no le permiten llevar adelante su gestión.
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