Sólo cinco
Sólo cinco personas, sobre los más de veinte mil habitantes de la ciudad de Trinidad, se afiliaron al plan Cardales en la reciente experiencia piloto realizada en la capital del departamento de Flores. El fracaso fue rotundo, como lo demuestra el menguado interés por abonarse al servicio del "triple play" que ofrecía servicios de Tv cable, internet y telefonía a quienes se mostraron interesados en pagar una muy moderada cuota mensual.
Como comienzo, la experiencia de Trinidad fue desalentadora, aunque cabe advertir que, de un modo u otro fue boicoteada por Sutel, el sindicato de Antel, descontento con la posibilidad que otorgaba el Cardales a las empresas privadas de competir con el suministro de datos en banda ancha. Esa corporación que, como es sabido, detenta mayor poder que el propio directorio del ente telefónico, se salió finalmente con la suya pues consiguió que se anulara dicha posibilidad por parte del gobierno entrante, rectificando así una decisión de la administración de Tabaré Vázquez.
Otros desaciertos explican también el pálido eco logrado por el plan en Trinidad, entre ellos el escaso atractivo del paquete de Tv cable presentado a los interesados. Si bien la telefonía e internet son importantes, los organizadores del Cardales nunca debieron olvidar que la calidad y variedad de las señales de cable son un gancho decisivo a la hora de reclutar clientes.
Las nuevas autoridades deben tomar nota de este fracaso y rectificar errores si quieren obtener buenos resultados. Y, por supuesto, tendrán que superar el constante lastre que representan las tendencias monopólicas a favor de Antel representadas de manera singular por el gremio de sus funcionarios.
El País Digital
Sólo cinco personas, sobre los más de veinte mil habitantes de la ciudad de Trinidad, se afiliaron al plan Cardales en la reciente experiencia piloto realizada en la capital del departamento de Flores. El fracaso fue rotundo, como lo demuestra el menguado interés por abonarse al servicio del "triple play" que ofrecía servicios de Tv cable, internet y telefonía a quienes se mostraron interesados en pagar una muy moderada cuota mensual.
Como comienzo, la experiencia de Trinidad fue desalentadora, aunque cabe advertir que, de un modo u otro fue boicoteada por Sutel, el sindicato de Antel, descontento con la posibilidad que otorgaba el Cardales a las empresas privadas de competir con el suministro de datos en banda ancha. Esa corporación que, como es sabido, detenta mayor poder que el propio directorio del ente telefónico, se salió finalmente con la suya pues consiguió que se anulara dicha posibilidad por parte del gobierno entrante, rectificando así una decisión de la administración de Tabaré Vázquez.
Otros desaciertos explican también el pálido eco logrado por el plan en Trinidad, entre ellos el escaso atractivo del paquete de Tv cable presentado a los interesados. Si bien la telefonía e internet son importantes, los organizadores del Cardales nunca debieron olvidar que la calidad y variedad de las señales de cable son un gancho decisivo a la hora de reclutar clientes.
Las nuevas autoridades deben tomar nota de este fracaso y rectificar errores si quieren obtener buenos resultados. Y, por supuesto, tendrán que superar el constante lastre que representan las tendencias monopólicas a favor de Antel representadas de manera singular por el gremio de sus funcionarios.
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