lunes, 8 de noviembre de 2010

Un estado que no respeta la individualidad ni el el Estado de Derecho

Lamentable como siempre.

El artículo cuenta muy bien cómo se van apoderando de todo, quitándonos la decisión que nos corresponde como personas individuales que somos.

Esto es progresismo, pero hacia atrás.

Extraído de El País
EDITORIAL
Un gobierno tentacular

En los últimos tiempos, el molusco octópodo más famoso del mundo fue el pulpo Paul, oráculo del último Campeonato Mundial de Fútbol. Nacido en enero del 2008 en un Acuario del Sur de Inglaterra, nacionalizado alemán, fallecido el 26 de octubre pasado, cuyo nombre se tomara de un escritor de literatura infantil de esa nacionalidad, y que mereciera hasta una nota mortuoria en las páginas de Internet, homenaje que no es habitual ni aun para muchos seres humano. Algunos lectores lo recordaron por predecir los resultados de los partidos que iba a disputar la selección alemana de fútbol, entre ellos el que perdió Uruguay, utilizando un original mecanismo como lo era el de extender sus tentáculos entre dos recipientes de comida envueltos con las banderas de las selecciones que se enfrentaban. El que tocaba era el que iba a ganar. Y acertó.

Tomando esa figura, aunque no sus consecuencias, puede decirse que a nivel universal, uno de los gobiernos tentaculares mas notorios de los últimos tiempos, está configurado por el del Frente Amplio, en el Uruguay que ha pasado de ser un gobierno invasivo al de uno octópodo, extendiendo sus extremidades. Desde una nueva regulación del secreto bancario hasta un recién criticado aumento de la injerencia del Estado en asociaciones religiosas, pasando por la inconstitucional creación de los cargos de Delegados Presidenciales en varios Departamentos -con la bendición de algunos sectores opositores-; el control de las programaciones en el proyecto de una nueva ley de medios; un cargo de Coordinador de los Servicios de Inteligencia del Estado (provisto por un notorio guerrillero tupamaro, que habría participado en la toma de Pando en el año 1969 y fuera uno de los 111 presos que se fugaron de la Cárcel de Punta Carretas en el año 1971) y una insistente modificación de la legislación tributaria. Esos ocho tentáculos oficiales, a cuenta de mayor cantidad, sirven para poner de manifiesto lo que es y lo que puede llegar a ser un gobierno invasivo sobre la privacidad de los habitantes.

Hace tiempo apareció un esbozo de esa característica con el establecimiento, a través de una página web, de una Central de Riesgos Crediticios ofrecida por el Banco Central, en la cual se incluyeron inicialmente más de 540.000 nombres, con menciones a sus préstamos, un detalle de quienes no estaban pagando y los titulares de tarjetas de crédito -en abierta violación al principio de confidencialidad-, todos ellos separados en categorías, según los riesgos de pago o morosidad, a la que podían acceder cualquier interesado o "voyeur" que deseara conocerlos en una visualización pública. Algo que no logró conmover en su momento ni aún la denuncia de un Ministro de Estado, que figura o figuraba en ese Registro como deudor y que salió públicamente a decir que no tenía ninguna deuda bancaria, lo que puso de manifiesto la poca seriedad de la información, incluso para otros Bancos o empresas que tuvieran necesidad de acceder a ella por razones comerciales o de crédito.

Esa violación oficial se extendió después a las empresas vendedoras de autos cero kilómetro, donde Inspectores de la Dirección General Impositiva se habrían acercado recabando información sobre las unidades más costosas que hubieren vendido y a las inmobiliarias de las zonas balnearias o a los porteros de los edificios de apartamentos, averiguando sobre apartamentos alquilados, todos ellos convertidos, como los Escribanos, en controladores tributarios de los actos de los particulares.

Amparados bajo el cuento de combatir el informalismo e invocando con cinismo reiterado que no los animaba un afán recaudador, lo lamentable de este relatorio es que se siguen ofreciendo ejemplos de esa actitud, mereciendo destacarse la reciente voluntad del gobierno de controlar los gastos de familia que se otorgan por intermedio del Plan de Equidad a través de las ceibalitas que con aparente generosidad se regalan a escolares y liceales.

Ya ni la Iglesia ni los pobres han logrado quedar al margen de los tentáculos.

El País Digital

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