BUEN GESTO - Por Pedro Bordaberry
“Beau Geste” es una novela escrita en 1924 por PC Wren. Fue llevada al cine en varias ocasiones. La más recordada es la protagonizada por Cary Grant en 1939.
Esa novela cayo en mis manos una tarde de verano, en Durazno, cuando las siestas largas imponían silencio. La recordé el otro día cuando leí la crítica dura y agresiva que me realizó el Sr. Fernandez Huidobro.
Sostuvo este que al haber dicho la noche de la elección a quien votaría, yo había cometido un suicidio político. Luego siguió con una cantidad de adjetivaciones sobre mi persona y mi proceder que prefiero no repetir.
“Beau Geste” trata de tres hermanos británicos, Miguel (Beau), Digby y Juan, huérfanos. Ante la desaparición de una joya terminan enrolándose en la Legión Extranjera. Beau, el mayor, muere defendiendo un fuerte del ataque de los tuaregs y luego lo hace Digby. Juan, que se salva, es quien hace el relato.
Al final del mismo se revela el porque del enrolamiento de los hermanos en la Legión y el misterio de la desaparición de la joya. La novela es un canto a la decencia, al deber, al honor pero sobre todo el de hacer lo correcto más allá de los intereses personales.
Quien la lee no puede dejar de admirar el estilo narrativo de PC Wren, un británico, nacido en Devonshire en 1885. Sobre todo impacta el final por revelación de la novela. Esas últimas páginas en las que se revela el porqué de todo lo que se relató. Desde lo que sucedió con la joya hasta el motivo que tuvieron uno a uno los hermanos de abandonar Inglaterra y enrolarse en la Legión donde dos de ellos perderían la vida.
Todo había sido una cuestión de decencia, de cumplir con lo que se entiende es lo correcto, más allá de las conveniencias personales.
En mi corta carrera política me he concentrado siempre en tratar de hacer lo correcto.
Analizar los caminos a seguir y siempre, siempre, hacer lo que considero lo mejor para el país. Lo correcto.
Lo hice un 19 de Junio cuando el Presidente Vázquez convocó a los uruguayos a unirse en la Plaza Independencia y decirle nunca más a lo que vivió el país en los sesenta y setenta. Algunos me dijeron que eso era un suicidio político. Pero sigo vivo.
Yo mismo pensé que estaba cometiendo suicidio político cuando hice lo que creo todo hijo debe hacer. Pero sigo vivo.
Ahora parece que porque entendí que la misma noche de la elección nacional debía comunicar claramente mi pensamiento sobre quien era el mejor de los dos candidatos en el ballotage de noviembre, he vuelto a cometer suicidio político.
Los motivos que llevaron al moderno Torquemada criollo a sostener que yo no debí anunciar a quien votaría fueron de un altruismo muy grande: a su juicio no estaba pensando en mi futuro político.
Tiene razón. Cuando uno hace lo que es correcto no piensa en su futuro personal. Piensa en hacer lo correcto, ser decente con el pensamiento de uno, y sobre todo cumplir con aquellas palabras de José Martí.
Las que en páginas escogidas decía que hacía “lo que creía bien en él y bueno en los demás, consciente que rara vez da sombra el árbol a aquel que lo planta”.
Algunos no lo entienden.
Otros creen que es suicidio político hacer lo correcto y no pensar primero en uno.
Quizás porque siempre piensan en ellos primero y luego en el país.
Para entender deberían leer “Beau Geste”.
“Beau Geste” es una novela escrita en 1924 por PC Wren. Fue llevada al cine en varias ocasiones. La más recordada es la protagonizada por Cary Grant en 1939.
Esa novela cayo en mis manos una tarde de verano, en Durazno, cuando las siestas largas imponían silencio. La recordé el otro día cuando leí la crítica dura y agresiva que me realizó el Sr. Fernandez Huidobro.
Sostuvo este que al haber dicho la noche de la elección a quien votaría, yo había cometido un suicidio político. Luego siguió con una cantidad de adjetivaciones sobre mi persona y mi proceder que prefiero no repetir.
“Beau Geste” trata de tres hermanos británicos, Miguel (Beau), Digby y Juan, huérfanos. Ante la desaparición de una joya terminan enrolándose en la Legión Extranjera. Beau, el mayor, muere defendiendo un fuerte del ataque de los tuaregs y luego lo hace Digby. Juan, que se salva, es quien hace el relato.
Al final del mismo se revela el porque del enrolamiento de los hermanos en la Legión y el misterio de la desaparición de la joya. La novela es un canto a la decencia, al deber, al honor pero sobre todo el de hacer lo correcto más allá de los intereses personales.
Quien la lee no puede dejar de admirar el estilo narrativo de PC Wren, un británico, nacido en Devonshire en 1885. Sobre todo impacta el final por revelación de la novela. Esas últimas páginas en las que se revela el porqué de todo lo que se relató. Desde lo que sucedió con la joya hasta el motivo que tuvieron uno a uno los hermanos de abandonar Inglaterra y enrolarse en la Legión donde dos de ellos perderían la vida.
Todo había sido una cuestión de decencia, de cumplir con lo que se entiende es lo correcto, más allá de las conveniencias personales.
En mi corta carrera política me he concentrado siempre en tratar de hacer lo correcto.
Analizar los caminos a seguir y siempre, siempre, hacer lo que considero lo mejor para el país. Lo correcto.
Lo hice un 19 de Junio cuando el Presidente Vázquez convocó a los uruguayos a unirse en la Plaza Independencia y decirle nunca más a lo que vivió el país en los sesenta y setenta. Algunos me dijeron que eso era un suicidio político. Pero sigo vivo.
Yo mismo pensé que estaba cometiendo suicidio político cuando hice lo que creo todo hijo debe hacer. Pero sigo vivo.
Ahora parece que porque entendí que la misma noche de la elección nacional debía comunicar claramente mi pensamiento sobre quien era el mejor de los dos candidatos en el ballotage de noviembre, he vuelto a cometer suicidio político.
Los motivos que llevaron al moderno Torquemada criollo a sostener que yo no debí anunciar a quien votaría fueron de un altruismo muy grande: a su juicio no estaba pensando en mi futuro político.
Tiene razón. Cuando uno hace lo que es correcto no piensa en su futuro personal. Piensa en hacer lo correcto, ser decente con el pensamiento de uno, y sobre todo cumplir con aquellas palabras de José Martí.
Las que en páginas escogidas decía que hacía “lo que creía bien en él y bueno en los demás, consciente que rara vez da sombra el árbol a aquel que lo planta”.
Algunos no lo entienden.
Otros creen que es suicidio político hacer lo correcto y no pensar primero en uno.
Quizás porque siempre piensan en ellos primero y luego en el país.
Para entender deberían leer “Beau Geste”.
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