Como te digo una cosa te digo la otra (3)

Como te digo una cosa te digo la otra - III -
Autor: Dr. Eugenio Baroffio Abadie

Ya analicé, con anterioridad, el deleznable argumento conocido como “falacia ad hominem”, consistente en refutar una afirmación por el mero hecho de que provenga de alguien a quien se descalifica, ya sea con o sin razón, pero sin entrar a considerar la idea en sí misma.

El candidato a la presidencia por el Frente Amplio, emplea otra inocultada estrategia que se ha hecho tan conocida que todos la hemos escuchado alguna vez.

Cuando ingresa en contradicciones profundas que lo llevan a sostener que “como te digo una cosa te digo la otra”, no se trata de bruscos arranques de sinceridad, ni de cambios espontáneos de opinión, sino de una actitud que intencionalmente o no, consiste en “argumentar ad hominem” (“argumentum ad hominem” en latín quiere decir “DIRIGIDO A LA PERSONA”).

Es un tipo de razonamiento que se construye a la medida del interlocutor ocasional, apoyándose en las convicciones de la persona a quien se dirige. Mientras que la falacia ad hominem descalifica al adversario, este otro tipo argumental supone emplear en su favor los argumentos aceptados por el otro. Se trata de compartir con él algunas de sus premisas, aunque sólo sea de forma retórica.

Si Mujica se presenta ante la Federación Rural del Uruguay, no empieza su discurso como cuando en el libro “Pepe Coloquios” dice que el principio de que “la tierra debe ser para quien la trabaja” refleja un criterio muy “propietarista” y que él es partidario de que la tierra sea propiedad del Estado y éste la entregue a su explotador a cambio del pago de un canon.

Con semejante aserto pone “patas arriba” nuestro derecho de propiedad consagrado en la constitución y asumido como necesario y conveniente o hasta natural, por la mayoría de los uruguayos.

Pero, si para peor, lo sostiene precisamente en el seno de los hacendados, el efecto será pésimo. En ese ámbito, optará por hablar del Uruguay productivo, del Gasoil productivo, de los Bancos de Fomento, de los préstamos subsidiados para la inversión o de cuanto disparate se le ocurra, pero nunca poniéndose la audiencia en contra ni dejando al descubierto sus verdaderas propuestas.

Si Mujica visita el PIT CNT, sostendrá muy probablemente -como ha ocurrido- un discurso de entonación marxista, y sostendrá la existencia de la lucha de clase, a tono con la opción político ideológica que tiene general aceptación en el seno de la central de trabajadores.

Los ejemplos no hacen sino recordarme aquella frase de autor anónimo que decía que “la política era el arte de obtener el dinero de los ricos y el voto de los pobres con el pretexto de proteger a los unos de los otros”. Puede que ésa sea la intención del Senador Mujica o, al menos: ¿Quién podría demostrarnos lo contrario?

Lo despreciable del asunto es que todos podrán quedar conformes con las ideas y propuestas, pero quien razone o esté informado, conservará la duda acerca de cuál es aquélla a la que realmente adhiere el tan singular candidato y, sobre todo, cuál es la que pondría en práctica en caso de llegar a la Presidencia.

Dr. Eugenio Baroffio Abadie

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