Operación Milagro. Se necesita permiso para salir y hablar
Eloísa Capurro
En el Hospital Saint Bois hay un lugar que evoca Cuba. Allí viven los médicos de la "Operación Milagro". No tienen la libertad de cualquier uruguayo y no expresan quejas. Comentan escuetamente el caso de Vladimir Villamil, que desertó.
La brigada está compuesta por 28 personas y llegó, en su mayor parte, en octubre de 2007. No sólo hay médicos oftalmólogos. También hay un anestesista, un epidemiólogo, varias enfermeras, una licenciada en farmacia, varios ingenieros, instrumentistas, personal para el laboratorio clínico, una jefa de esterilización y optometristas. Incluso hay dos cocineros, uno de los cuales oficia también de chofer.
Todos ellos viven en un ala del Hospital de Ojos, donde se come comida cubana, se escuchan radios cubanas y se mira televisión cubana. Es un pabellón de la planta alta con habitaciones con dos camas y baño privado. Cuando se vayan será otro lugar de internación.
Según explicó a El País el jefe de la Brigada, Isaac Paredes, la jornada comienza a las 5.30 y a las 7.15 el equipo y el block quirúrgico están preparados para el trabajo. La hora en la que la jornada termina, depende de cada uno. Unos pueden terminar a las 16.00, otros más tarde. A las 20.00, se hace un chequeo de los problemas que se presentaron en el día. "Esto nos crea la habilidad de saber qué problemas habrá mañana. Nosotros no marcamos tarjeta porque cada uno sabe lo que hacer. Y para nosotros vivir en el hospital es una facilidad. Aquí la gente se despierta temprano y más calma", dijo.
PERMISO PARA TODO. La Sociedad Oftalmológica Uruguaya denunció semanas atrás en el semanario Búsqueda que los médicos cubanos "están presos" en el hospital.
Si los médicos quieren ir a dar una vuelta por el Centro, primero tienen que avisar, aunque Paredes informó que todos tienen celulares.
"El famoso `permiso` es para saber dónde está la gente, porque cada grupo tiene un responsable", dijo.
A su juicio esto no coarta la libertad. "La libertad es un sentimiento, más que un estado. Nosotros nos sentimos libres", aseguró.
El País dialogó con cuatro miembros de la brigada y les preguntó qué lugares de Uruguay habían conocido. Sólo uno respondió que había estado en la Ciudad Vieja. Otra dijo que los habían llevado a "Piriápolis y a Maldonado". El resto se limitó a hablar de las pesquisas que estuvieron realizando sobre pacientes oftalmológicos en algunos lugares del interior del país.
Consultados acerca de si éste era su primer viaje fuera de la isla, sólo una médica contestó que sí. El resto ya había viajado, pero siempre en misiones oficiales.
Para responder a estas preguntas de El País, los cuatro médicos cubanos solicitaron autorización a Paredes. Incluso luego que éste ya la había otorgado, una de las consultadas pidió a un colega que el jefe fuera informado de que la entrevista se estaba realizando.
Bienvenida Pilotu, licenciada en enfermería para el post operatorio se limitó a señalar: "Vivimos muy bien, con toda la comodidad".
VLADIMIR. La deserción de Vladimir Vilamill Martínez del equipo despierta pocos comentarios. "La posición fue de firmeza y seguir con lo que estamos haciendo", dijo Pilotu.
Gelen Welch, médica cirujana aseguró que la ida del colega "no impactó, fue una decisión personal, su problema, su vida".
Paredes también se limitó a señalar que se trataba de una decisión personal que tendrá un costo personal importante. Y ante la pregunta de si hubo alguna señal que pronosticara esta deserción, se limitó a contestar: "Él tenía sus funciones aquí como todo el mundo. Pero te empiezas a divorciar desde que lo pensaste".
COMUNICADOS. En el ala donde viven hay acceso a un servicio de televisión y radios cubanas por satélite. Estos son brindados por el gobierno cubano, explicó Paredes. Antes tenían el servicio de televisión por cable, pero ahora sólo tienen canales uruguayos que complementan las emisiones desde la isla.
En una pequeña sala con dos computadoras, que ellos llaman "cibercafé", también tienen servicio de internet, aunque éste es pago por el Ministerio de Salud Pública según confirmó Yamandú Bermúdez, director del hospital.
A diferencia de lo que sucede en Cuba, éste servicio tiene acceso a todas las páginas de internet.
"Las limitaciones en Cuba son para las páginas que no son productivas. Si yo soy médico, tendré un servidor con los sitios médicos habilitados", explicó Paredes. Cambridge, por ejemplo, está habilitado. El de la Universidad de Massachusetts no.
Y, como aquí tienen un servicio de acceso completo, lo que hacen es "controlarse".
"Hacemos un uso razonable en base a nuestros principios. Porque no dejamos de ser cubanos", apuntó el jefe de la brigada médica.
Un trabajo en línea
La forma de trabajo del equipo médico cubano difiere de la forma en la que trabajan los oftalmólogos uruguayos. Aquí un mismo oftalmólogo es quien atiende al paciente, manda hacer sus exámenes, hace la operación y luego controla el postoperatorio. La brigada tiene un especialista para cada aspecto del paciente y éste va pasando por cada uno de ellos. Como si fuera la cadena de una fábrica de Ford de comienzos de siglo.
Con este sistema se han realizado 5.894 intervenciones, de las cuales 4.497 fueron por cataratas.
La remuneración por todo ese trabajo, los cubanos no lo ven. Por lo menos ahora. Es que su sueldo, que su jefe Isaac Paredes prefirió no revelar, es entregado a sus familias en Cuba. A ellos les otorgan un "dinero de bolsillo" con el cual pueden moverse. Paredes tampoco informó a cuánto asciende esta cifra, pero por lo menos para pagar un contrato de celular les alcanza.
El País Digital
Eloísa Capurro
En el Hospital Saint Bois hay un lugar que evoca Cuba. Allí viven los médicos de la "Operación Milagro". No tienen la libertad de cualquier uruguayo y no expresan quejas. Comentan escuetamente el caso de Vladimir Villamil, que desertó.
La brigada está compuesta por 28 personas y llegó, en su mayor parte, en octubre de 2007. No sólo hay médicos oftalmólogos. También hay un anestesista, un epidemiólogo, varias enfermeras, una licenciada en farmacia, varios ingenieros, instrumentistas, personal para el laboratorio clínico, una jefa de esterilización y optometristas. Incluso hay dos cocineros, uno de los cuales oficia también de chofer.
Todos ellos viven en un ala del Hospital de Ojos, donde se come comida cubana, se escuchan radios cubanas y se mira televisión cubana. Es un pabellón de la planta alta con habitaciones con dos camas y baño privado. Cuando se vayan será otro lugar de internación.
Según explicó a El País el jefe de la Brigada, Isaac Paredes, la jornada comienza a las 5.30 y a las 7.15 el equipo y el block quirúrgico están preparados para el trabajo. La hora en la que la jornada termina, depende de cada uno. Unos pueden terminar a las 16.00, otros más tarde. A las 20.00, se hace un chequeo de los problemas que se presentaron en el día. "Esto nos crea la habilidad de saber qué problemas habrá mañana. Nosotros no marcamos tarjeta porque cada uno sabe lo que hacer. Y para nosotros vivir en el hospital es una facilidad. Aquí la gente se despierta temprano y más calma", dijo.
PERMISO PARA TODO. La Sociedad Oftalmológica Uruguaya denunció semanas atrás en el semanario Búsqueda que los médicos cubanos "están presos" en el hospital.
Si los médicos quieren ir a dar una vuelta por el Centro, primero tienen que avisar, aunque Paredes informó que todos tienen celulares.
"El famoso `permiso` es para saber dónde está la gente, porque cada grupo tiene un responsable", dijo.
A su juicio esto no coarta la libertad. "La libertad es un sentimiento, más que un estado. Nosotros nos sentimos libres", aseguró.
El País dialogó con cuatro miembros de la brigada y les preguntó qué lugares de Uruguay habían conocido. Sólo uno respondió que había estado en la Ciudad Vieja. Otra dijo que los habían llevado a "Piriápolis y a Maldonado". El resto se limitó a hablar de las pesquisas que estuvieron realizando sobre pacientes oftalmológicos en algunos lugares del interior del país.
Consultados acerca de si éste era su primer viaje fuera de la isla, sólo una médica contestó que sí. El resto ya había viajado, pero siempre en misiones oficiales.
Para responder a estas preguntas de El País, los cuatro médicos cubanos solicitaron autorización a Paredes. Incluso luego que éste ya la había otorgado, una de las consultadas pidió a un colega que el jefe fuera informado de que la entrevista se estaba realizando.
Bienvenida Pilotu, licenciada en enfermería para el post operatorio se limitó a señalar: "Vivimos muy bien, con toda la comodidad".
VLADIMIR. La deserción de Vladimir Vilamill Martínez del equipo despierta pocos comentarios. "La posición fue de firmeza y seguir con lo que estamos haciendo", dijo Pilotu.
Gelen Welch, médica cirujana aseguró que la ida del colega "no impactó, fue una decisión personal, su problema, su vida".
Paredes también se limitó a señalar que se trataba de una decisión personal que tendrá un costo personal importante. Y ante la pregunta de si hubo alguna señal que pronosticara esta deserción, se limitó a contestar: "Él tenía sus funciones aquí como todo el mundo. Pero te empiezas a divorciar desde que lo pensaste".
COMUNICADOS. En el ala donde viven hay acceso a un servicio de televisión y radios cubanas por satélite. Estos son brindados por el gobierno cubano, explicó Paredes. Antes tenían el servicio de televisión por cable, pero ahora sólo tienen canales uruguayos que complementan las emisiones desde la isla.
En una pequeña sala con dos computadoras, que ellos llaman "cibercafé", también tienen servicio de internet, aunque éste es pago por el Ministerio de Salud Pública según confirmó Yamandú Bermúdez, director del hospital.
A diferencia de lo que sucede en Cuba, éste servicio tiene acceso a todas las páginas de internet.
"Las limitaciones en Cuba son para las páginas que no son productivas. Si yo soy médico, tendré un servidor con los sitios médicos habilitados", explicó Paredes. Cambridge, por ejemplo, está habilitado. El de la Universidad de Massachusetts no.
Y, como aquí tienen un servicio de acceso completo, lo que hacen es "controlarse".
"Hacemos un uso razonable en base a nuestros principios. Porque no dejamos de ser cubanos", apuntó el jefe de la brigada médica.
Un trabajo en línea
La forma de trabajo del equipo médico cubano difiere de la forma en la que trabajan los oftalmólogos uruguayos. Aquí un mismo oftalmólogo es quien atiende al paciente, manda hacer sus exámenes, hace la operación y luego controla el postoperatorio. La brigada tiene un especialista para cada aspecto del paciente y éste va pasando por cada uno de ellos. Como si fuera la cadena de una fábrica de Ford de comienzos de siglo.
Con este sistema se han realizado 5.894 intervenciones, de las cuales 4.497 fueron por cataratas.
La remuneración por todo ese trabajo, los cubanos no lo ven. Por lo menos ahora. Es que su sueldo, que su jefe Isaac Paredes prefirió no revelar, es entregado a sus familias en Cuba. A ellos les otorgan un "dinero de bolsillo" con el cual pueden moverse. Paredes tampoco informó a cuánto asciende esta cifra, pero por lo menos para pagar un contrato de celular les alcanza.
El País Digital
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