sábado, 7 de noviembre de 2009

Seguimos con la mala memoria....

Leo algunos comentarios sobre lo que escribí y publiqué del caso Feldman, y parece que algunos no toman aún conciencia.

Piensan que cuando pasan estas cosas, de encontrar un arsenal con más de 700 armas, bombas, máscaras antigas, etc, uno mira para la izquierda porque tiene prejuicios.

Quizás tengan razón, pero también, y valga la redundancia, hay razones de peso para pensarlo de esta manera, pero como siempre, predomina la amnesia selectiva.

En agosto de 2009 publiqué este artículo Esto está pasando acá... sobre los Fogoneros, grupo revolucionario que, entrevistados por El País dijeron no tener dudas en tomar las armas si lo consideraban necesario. Es un grupo identificado por Inteligencia, así que ya saben dónde están y qué hacen.

Pero más allá de este grupo, la gente parece olvidar los incidentes del Hospital Filtro.

Como recordarán, Zabalza denunció que estuvieron presentes Mujica y compañía y que tenían un ómnibus lleno de molotov y miguelitos, armas y demás para intervenir en caso de que hubiera problemas.

En el libro Cero a la izquierda, Zabalza hace referencia a esto.

En una entrevista realizada por Brecha en octubre de 2007, se puede leer lo siguiente y algunas de las preguntas que le hicieran a Zabalza con referencia a su libro:

"...Y mientras en diciembre de 1985 se convocaba a la tercera convención nacional tupamara para discutir varios temas de importancia, entre ellos la reorganización, el libro revela que simultáneamente se iniciaron las primeras reuniones secretas del “Grupo de los 17”, una dirección paralela que funcionaba a escondidas del resto de la “orga” y que tenía entre sus integrantes a Sendic, Zabalza, Mujica, Huidobro, Manera y Marenales. Los tres objetivos fundamentales de ese grupo, según el libro, eran mantener despierto el horizonte insurreccional, sostener el vínculo con movimientos guerrilleros del exterior y garantizar los mecanismos de financiamiento gracias a esta relación de solidaridad internacional o mediante las modalidades “a la antigua”, que consistían en expropiaciones o asaltos.“La guita tiene que venir de los ricos”, decía por aquellos años José Mujica, según el autor. Así, las expropiaciones continuaron como forma de financiar al mln, pero también llegaba dinero gracias a la solidaridad de otros movimientos revolucionarios, como la eta vasca, el Movimiento Todos por la Patria (Mtp) de Enrique Gorriarán Merlo y el Movimiento Revolucionario Túpac Amaru (Mrta) de Perú.
Como ejemplo de ello el periodista menciona un viaje realizado por Zabalza en noviembre de 1993 a Perú a buscar dinero aportado por el mrta. Allí trabó amistad con Néstor Cerpa Cartolini, quien en 1997 resultó muerto al liderar la toma de la residencia del embajador japonés en Lima, en la que Zabalza quiso pero no pudo participar. El libro sostiene que ese viaje del “Tambero” se inscribió en una estrategia orgánica y colectiva seguida entre el 92 y el 94 con el fin de conseguir dinero para cubrir el déficit de 100 mil dólares que tenía la radio Panamericana (la CX 44 de entonces, manejada por el Mln). Las diferencias internas se profundizaron con los años, al extremo que uno de los “viejos”, que también integraba el Grupo de los 17, Jorge Manera Lluveras, decidió a mediados de 1988 alejarse de la dirección del mln. Entre los motivos esgrimidos señaló el deterioro del relacionamiento en la dirección por “vanidad, autobombo, caudillismo, protagonismo, afán de lucimiento y predominio”. “Los caudillos o aspirantes aceptan adulones y en ciertos casos se dejan influenciar por éstos”, añadía Manera, según Leicht. Más o menos por esos días Zabalza, Julio Marenales, Arturo Dubra y Luis Rosadilla viajaban a Libia procurando nuevas fuentes de financiamiento y la posibilidad de entrenamiento para 20 militantes tupamaros, lo cual se logró en setiembre de 1989.En enero de ese año se había producido en Argentina el intento de ocupación del regimiento militar de La Tablada por parte del mtp, liderado por el ex erp Enrique Gorriarán Merlo. El mtp era uno de los movimientos amigos del mln. Los tupamaros debatieron qué posición tomar y predominó la postura de Sendic y Cultelli de expresar su solidaridad (que incluyó el asilo de varios militantes argentinos en Uruguay), lo cual generó el repudio del fa, que sin embargo luego admitiría el ingreso del mln. La decisión de pedir esa integración también fue objeto de acaloradas discusiones, al extremo de que Sendic, Zabalza, Cultelli y seis integrantes más de la dirección defendieron la postura de no hacerlo, pero finalmente quedaron en minoría.En abril de ese año se realizó el referéndum sobre la ley de caducidad y, según el libro, el mln montó un “plan defensivo” previendo un levantamiento de sectores del Ejército en caso de que triunfara la papeleta verde......"

"- Se pensaba por aquellos días de 1985 que existía alguna semejanza con la situación previa a 1973 que podía terminar en insurrección?

-No en el presente. Se pensaba que en el futuro podía generarse una situación semejante a “El Tejazo” (las maniobras de distracción para propiciar la fuga masiva del Penal de Punta Carretas) o a la huelga general de 1973, un movimiento militante que estuviera en condiciones de armar barricadas, cócteles molotov, miguelitos, empantanar a la Policía, resistir.

-Cómo se va dando la evolución del mln desde su ingreso al FA hasta el episodio del Hospital Filtro, en Agosto de 1994?Ud. dice en el libro que el Filtro podía haber sido la ocasión de un "bautizmo con fuego" para muchos jóvenes militantes.Ésa era la posición mayoritaria de la dirección del mln?

-Claro que era mayoritaria, y particularmente en el Grupo de los 17, que estaba conformado por quienes habíamos sido los militantes de primera línea del mln, estábamos todos. Y manteníamos discusiones muy duras. En el centro de la cosa estaba mantener el horizonte insurreccional en el discurso, mantener el cuestionamiento del sistema (hay que leer lo que escribió Raúl sobre el plan por la tierra y contra la pobreza).
La necesidad de cambiar el régimen político era colectiva, como también lo era la de no renunciar a las armas, y Raúl también era claro en eso.
Nosotros salimos de la cárcel y nunca renunciamos a las armas.
Hubo un episodio que deja claro eso: cuando Enrique Tarigo asumió la presidencia del Senado sacó un revólver con seis balas y dijo que iba a disparar cinco y la última la iba a usar contra él.

Raúl, preguntado sobre ese tema, dijo que él tenía un revólver con seis tiros pero iba a tirar los seis. Y ése era el planteo nuestro: mantener el horizonte insurreccional.

Nosotros también estábamos en el Filtro para mantener los vínculos de solidaridad con los movimientos revolucionarios del mundo entero. Y en la medida de nuestras fuerzas los mantuvimos. Y además siempre pensamos que una organización revolucionaria tiene que tener una independencia financiera, que no puede depender de los esfuerzos de los militantes. Esos tres elementos (lo insurreccional, los vínculos con los movimientos revolucionarios y la independencia financiera), que hasta mediados del 94 se decidían en el Grupo de los 17, pasan a ser discutidos en el Comité Central. En éste se aprueba el Plan 91-92, que tiene un concepto de ocupación de territorio, dominio político a través de los comités de base del fa, y lo social a través de las organizaciones sociales, los asentamientos, los sindicatos.

Eso se concreta a través del Plan Cerro-Teja, que tiene que ver con mi ida para allá, y tiene que ver con que las coordinadoras E y F del Cerro tenían una fuerza importante del mpp.

En ese momento también se discute la participación en listas, y estuvimos todos de acuerdo en que como ya teníamos la fuerza militante suficiente para incidir en lo social podíamos participar, porque teníamos además la práctica de Hugo Cores y Sarthou, que decía que podíamos tener una participación al menos digna. Mi balance hoy no es ése pero en aquel momento pensaba así. Entonces, ¿qué hacíamos? En aquel momento estaba el grupo de los 12 conduciendo al fa, que integraba el Ñato y en el que hacía acuerdos con Rodríguez Camusso, con Alberto Couriel. ¿Nos disciplinábamos al fa o manteníamos una actitud de desacato permanente? Ésa era la actitud que veníamos manteniendo, la crítica a lo que hacía la imm con la venta callejera, la pelea por los asentamientos, el apoyo a los trabajadores municipales cuando chocaban con su patronal que era de izquierda.


Pregunto, no? si alguien que estuvo dentro del MLN y tiene un sentido de lo que es la convivencia como este y Zabalza no es el único, cómo puede uno pensar en otros, antes que en éstos para que fueran parte de un acopio de armas por si las cosas no salen como ellos quieren?

Claro está, que con el libro de Zabalza pasó como con Pepe Coloquios, un par de días de alboroto y luego nada, en el caso de Pepe Coloquios fue por un tema de maniobra política por las elecciones, en el caso de Zabalza, prefirieron tomarlo como un traidor y no le hicieron más caso, dijo demasiadas cosas que no estaban permitidas, discusiones internas de la organización que no tenían que salir de ahí.

Ahora, alguien puede decir que no hay motivos para mirar hacia la izquierda con respecto a Feldman y el arsenal?

Blogalaxia Tags: vicepresidente,

No hay comentarios: