ASSE, destituciones y otros temas

Este artículo es de BRECHA y me fue enviado por un lector. Hay otros más que voy a publicar. Valen la pena para ver el teje y maneje de sindicalistas, médicos, Asse y Olesker.

POLÍTICA

La reforma de la salud se ve una vez más inmersa en una fuerte turbulencia que acumula factores complejos y variados. Quizá los componentes de personalidad de algunos de los actores con flamante poder de decisión sean apenas el emergente de un estado de situación por demás complicado.

A los desbordes de algunos delegados sindicales y a la dudosa representatividad de algún integrante del movimiento de usuarios, habría que sumarle interferencias corporativas, contradicciones filosóficas, pero sobre todo una guerra de guerrillas entre sectores del Frente Amplio que amenaza con salirse de cauce.

Finalmente, varias de las múltiples situaciones conflictivas que están sobre el escenario evidencian el estado incipiente de la reforma, en el que algunos de los procesos no resultan del todo sólidos y quedan como rehenes de una modalidad de ensayo y error.

Tormenta huracanada en Salud Pública

La mala salud

SE HACE NECESARIO ir por partes. La forma en la que el directorio de la Administración de Servicios de Salud del Estado (ASSE) procesó los relevos en los hospitales y centros auxiliares parece ser la punta más visible y filosa del iceberg. En los últimos cinco meses las autoridades del servicio descentralizado responsable de la asistencia de algo menos de la mitad de la población se abocaron principalmente a sustituir a decenas de jerarcas. Las formas no resultaron del todo elegantes. Algunos de los directores hospitalarios se enteraron de su relevo a través de un frío fax. Otros lisa y llanamente encontraron a su remplazante ocupándole el despacho. Un puñado se queja de la apertura "arbitraria" de investigaciones administrativas y sumarios que luego se esgrimieron como motivo de su sustitución. Esta última modalidad, de acuerdo a heterogéneas fuentes políticas consultadas por Brecha, ha sido especialmente desplegada por el director designado por la Federación de Funcionarios de Salud Pública), Alfredo Silva.

* El gremialista del Partido Socialista de los Trabajadores (PST) ha tenido el liderazgo en la propuesta de destituciones y -de acuerdo a múltiples relatos- se ha basado en enconos personales o en historias de malos relacionamientos con las jerarquías hospitalarias. Y no se puede hablar esta vez sólo de titulares escandalosos en la prensa. Son abundantes los relatos de calificados técnicos que coinciden en que en más de una oportunidad Silva pretendió desactivar alguna que otra investigación que cuestionaba a funcionarios (véase recuadro). “No se puede desconocer que aquí están actuando factores de personalidad y de abuso de poder”, resumieron a Brecha dirigentes, por ejemplo, del Partido Comunista.

No se trata de una historia nueva, por cierto. La falta de criterios racionales para evaluar las gestiones en los hospitales, y las designaciones en función de cuotas sectoriales no son situaciones que puedan ser atribuidas exclusivamente a la presente administración. En el primer gobierno frenteamplista también hubo técnicos desplazados, y algunos de ellos no eran votantes de los partidos tradicionales precisamente.

El propio ministro Daniel Olesker tuvo que hacer odiosas comparaciones y recordar que entonces se cambió “al 99,5 por ciento” de los directores. Los desplazamientos basados en factores más o menos discrecionales no son algo exclusivo de ASSE y también han ocurrido ahora y antes en diferentes empresas públicas. Pero en el caso de ASSE llama la atención la cantidad y la calidad de algunos de esos relevos. Dirigentes de todos los sectores frenteamplistas admiten que en algunos casos se produjeron sustituciones demasiado “groseras” (las críticas más abiertas provienen del Partido Socialista, Asamblea Uruguay y el Nuevo Espacio). Los ceses de los responsables de los servicios de salud mental, en este sentido, parecieron ser los que causaron mayores secuelas. El descabezamiento de los responsables del Vilardebó, Piñeyro del Campo, el Portal Amarillo y las colonias psiquiátricas precipitó la renuncia del prestigioso psiquiatra Lizardo Valdez.

El médico dejó una sentida y sólida carta que hoy circula como pan caliente entre muchos de los técnicos remplazados. “No me es posible trabajar en una situación donde la forma dice mucho del contenido, un clima de intrigas y desconfianza impera. Me resultaría imposible continuar sin entrar en la misma lógica de funcionamiento. Y no puedo avalar con mi presencia esa lógica. Hay momentos para la apelación moral y política, pero hay un punto de inflexión, de no retorno, que es el de la ética”, escribió. El ministro Olesker no compartió la decisión del directorio del servicio descentralizado, e incluso procuró sin éxito convencer a Valdez de retomar el programa de salud mental.

Pero luego llegó el efecto dominó. Basta levantar un teléfono para encontrar técnicos molestos y dolidos, que no se identifican con el trabajo de escritorio precisamente y que juran haber estado más que comprometidos con la reforma. Hay casos que ya fueron profusamente descritos en diferentes medios (Caras y Caretas, El Observador y El País), pero hay decenas que no han sido difundidos. Así, por ejemplo, el directorio de ASSE resolvió cesar al director de la Red de Atención Primaria de Montevideo (RAP, ahora pasará a llamarse Metropolitana), Wilson Benia. La resolución provocó la renuncia en pleno de toda la comisión de obras de la RAP. A uno de los renunciantes, Carlos Briozzo, le resulta “inexplicable” la separación del cargo de Benia y la forma en que se procesó. "Se habían ampliado las policlínicas, se estaba mejorando la eficiencia, se estaban aumentando las consultas. Benia es además una persona sumamente ordenada. La gestión ha sido excelente”, adujo a Brecha.

Otra de las situaciones más comentadas ha sido la del ex director del centro auxiliar de Paso de los Toros, Carlos Benavides (por más detalles véase recuadro). El joven médico, según cuentan varios de sus allegados, fue sometido a una implacable persecución por parte de Silva. Y a pesar de que las auditorías e investigaciones previas no arrojaron elementos incriminatorios, el sindicalista insistió con las indagatorias. Benavides es calurosamente apoyado por la comunidad isabelina y su gestión es reconocida. De hecho en el propio directorio el encarnizamiento de Silva procuró ser contenido infructuosamente por los dos representantes del MSP, el presidente Mario Córdoba (MPP) y el director Ángel Peñaloza(PS).

Ambos adujeron que antes de un sumario era oportuno establecer una investigación administrativa “a los efectos de esclarecer los hechas y luego actuar en consecuencia”. Pero hay un verdadero alud de cuestionamientos (véanse los casos de Fray Beatos, el Hospital de Ojos del Saint Bois, el Hospital Español y el Hospital de Mercedes). En la mayoría de los casos, la postura de Silva contó con los votos de Córdoba y del representante de los usuarios, Wilfredo López. En cambio, el que discrepó en una decena de veces ha sido Peñaloza, a veces en coincidencia con el director blanco Alejandro Draper.

PASO DE EQUILIBRISTA.

Por cierto que no resulta nada cómoda la posición en la que ha quedado colocado el ministro Olesker. El secretario de Estado ha tenido que defender públicamente uno de los hitos de la reforma, como ha sido la descentralización de ASSE.

En este sentido, ha marcado la autonomía de funcionamiento que ha logrado el efector público de la salud. Sin embargo, hacia adentro del gabinete ha debido admitir que esa iniciativa conllevaba implícitamente su riesgo, a partir de la participación de los representantes sociales y de la oposición en el directorio. Lo curioso es que la alianza más "natural" -la de los dos representantes del gobierno- no es la que parece haberse concretado en un puñado considerable de resoluciones importantes.

A tal punto que el secretariado ejecutivo del Frente Amplio resolvió convocar a ambos médicos oficialistas para trasmitirles la necesidad de que actúen en lo posible no sólo alineados entre sí, sino también con los objetivos estratégicos del MSP y de la fuerza política. En entrevista con Brecha, sin embargo, Córdoba no pareció acusar recibo de los cuestionamientos emitidos por los diversos sectores del FA.

Olesker se encuentra pues en un terreno poco plácido, ya que deberá defender en el próximo llamado a sala parlamentario (que se desarrollará el miércoles 27 a instancias de blancos y colorados) varias decisiones que no comparte (aunque no las explicite públicamente). Hay un elemento que parece brindar pistas significativas en cuanto a la opinión del ministro: ha llevado a trabajar al ministerio a algunos de los jerarcas desplazados por el directorio de ASSE. A Benia, por ejemplo, lo contrató como asesor personal (una vez que fue desplazado), mientras que a Benavides lo incluyó en el equipo del programa de Salud Rural (uno de los que desea potenciar el MSP).

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