domingo, 24 de octubre de 2010

ASSE, destituciones y otros temas 5

Y sigo con el artículo de BRECHA, es largo como esperanza de pobre, pero queda muy claro hacia lo que apuntan.... no se si ven similitudes con alguna otra tierra.... de todas formas, es notorio que todo tiene que ser mediocre.

Con el director de ASSE Mario Córdoba

"Había una enorme cantidad de gente que no cumplía con los compromisos de la reforma"

En diálogo con Brecha, Córdoba argumentó que uno de los criterios principales para relevar directores de hospitales fue que no estaban comprometidos con la reforma de la salud. En los nuevos nombramientos se buscó acentuar el perfil de médico comunitario por sobre el de especialista. Además, el jerarca se hizo cargo de cualquier exceso de poder del directorio de ASSE.

Mientras fue oposición, el fa cuestionó a los partidos tradicionales por remover cargos sin un criterio objetivo de evaluación. Ahora la izquierda parece haber incurrido en la misma lógica. ¿Porqué no se pudo hacer una evaluación previa para decidir cuáles autoridades continuarían y cuáles no?

—De entrada tuvimos que afrontar la falta de evaluaciones y monitoreos. Nos manejábamos con el criterio que había, que era la ausencia de criterios. Estamos haciendo lo posible para ser lo más justos. Por eso en este momento nombramos a las nuevas autoridades con un contrato de compromiso de gestión en desempeño y en calidad de funcionamiento que se va a estar controlando cada seis meses. Primero para tener un monitoreo y poder llamar la atención a tiempo. Segundo para entregarle a la próxima administración algo para que pueda ver el recorrido de cada director y las vinculaciones con pautas que tienen que ver con la reforma de la salud, la asistencia, la administración, y la participación de los usuarios y funcionarios.

Ahora, la evaluación periódica se empieza a aplicar a partir de los nuevos nombramientos. ¿No se podía haber tomado ese criterio con los que ya estaban?

—Claro, todo era posible. La cuestión en ese momento era la profundización de la reforma de la salud. Y para profundizar había que sacar cosas y empezar con cosas nuevas. El segundo y tercer nivel de atención (N de R: servicios de mayor complejidad) tienen que estar al servicio del primer nivel, que es la puerta de entrada y salida a la comunidad, y hasta ahora eso no estaba pasando. Todo lo que se hizo de 2005 para acá tuvo que ver con el financiamiento, la elaboración de programas y una mejor estructuración de la parte asistencial. Faltaba que esos programas se pudieran aterrizar con el criterio de primer nivel en comunidad. El primer nivel arrancaba del consultorio hacia atrás, y lo que se hacía hacia afuera tenía que ver con programas elaborados en base a medidas estadísticas y epidemiológicas, y con volanteos y talleres. Y eso no es participación de la comunidad, ni es primer nivel de atención. Es no ver el lugar en donde se enferma la gente.

¿Pero había 80 directores no comprometidos con el primer nivel de atención, o con la reforma?

—No sé si 80. Había una enorme cantidad de gente que no cumplía con los compromisos de gestión, que eran parte de la reforma. Al sentarnos a hacer un contrato, ¿cuándo se conveniaron pautas y metas a cumplir? Eso nadie lo cumplió.

Varios sectores del FA, incluso el PCU, no comparten que los relevos hayan sido por mala gestión o por no estar involucrados con la reforma. Más bien se habla de la injerencia de Silva en el directorio para decidir los nombramientos.

—Silva es uno más de un directorio que funciona de forma democrática y participativa. Hubo muchas votaciones que Silva no firmó y todos lo demás sí, y viceversa. Yo voté y firmé todos los relevos y las nuevas designaciones, y me hago cargo. Lo único que quería era empezar. Y con el compromiso de gestión hecho, seguir monitoreando. En el directorio no predomina ninguno de los cinco.

El tema de la divergencia de posturas de los directores frenteamplistas llegó al propio Secretariado Ejecutivo del FA. Este fin de semana el secretario general del PS, Eduardo Fernández, también expresó que los representantes del MSP deben votar alineados.

—Son formas de entender la democracia y la participación. Este es un directorio democrático y hay cosas en las que si conceptualmente no estamos de acuerdo, lo vamos a tener que discutir internamente. Pero cada uno se maneja.

Hay directores dolidos por la metodología utilizada para las remociones, como el caso de Benavides, en Paso de los Toros. Usted y Peñaloza eran partidarios de realizar una investigación administrativa antes de proceder, pero Silva reclamó con vehemencia que la opinión de un solo director bastaba para imponer un sumario.

—No voy a hablar de casos particulares. Y menos de casos que están bajo estudio del área jurídica, y sin autorización del directorio.

Le vuelvo a trasmitir que varios integrantes del FA discrepan en el tema de la falta de compromiso con la reforma de los removidos. Benavides incluso fue convocado por Olesker para trabajar en Salud Rural.

—No voy a hablar de personas bajo investigaciones administrativas. Además, hay elementos objetivos que nos determinaban que en esa situación no podían estar, y que podían estar ocupando otros lugares. Y fueron ofertados varios lugares y se negaron. Hay lugares donde hay que rotar, donde no se puede estar siempre, sobre todo cuando las comunicaciones y las formas de participar no eran democráticas. Yo me hago cargo de todo, porque yo firmé todo. Así que si hay alguien que se tiene que hacer cargo de algo que se considera subjetivo, no alineado, injusto, soy yo. La gente que dice que en esto sólo inciden el MPP y la FFSP, que recorra las direcciones para ver si es así. Por debajo del gerente general de ASSE hay toda una línea de compañeros de todos los partidos.

Olesker no compartió los cambios de autoridades en Salud Mental. ¿No pueden verse en peligro las políticas rectoras del MSP si ASSE no actúa acorde a ellas?

—Una cosa es la rectoría y los planes. Otra cómo se aplican. En Salud Mental, ¿se aplican los planes con psicólogos y psiquiatras sentados en los consultorios? No. Necesitamos equipos de salud que sean capaces de trabajar fuera, con médicos de comunidad. La rejerarquización y la profundización de la reforma están ahí. Hay gente que se opone. Y la prensa con esos titulares no está pensando en reformas.

Pero hay dirigentes de todos los sectores frenteamplistas que coinciden en que existieron abusos de poder por parte de Silva. ¿Están aliados con la prensa?

—Hay muchos que no están de acuerdo con el proceder del directorio. Yo expliqué mi punto de vista con respecto a Salud Mental. La segunda cosa es dónde jerarquizar la reforma, por qué centrarla en infancia y adolescencia, y por qué el segundo y tercer nivel de atención deben estar al servicio del primero. O profundizamos la reforma o no.

¿No existen características de personalidad dentro del directorio que complican el diálogo?

—Ninguno de los cinco somos perfectos. Estamos discutiendo las pautas de la reforma. Personalmente, ideológicamente, cada uno se hace responsable de lo que hace. Estamos trabajando para generar confianza. Hay que elaborarla, y también la tranquilidad de que no hay traiciones. Hasta que no se ajusten esas cosas va a haber estas oscilaciones del carácter y del poder. Hay que ver que todos estamos por primera vez en esta instancia, y hay prácticas y metodologías bastante jorobadas. Parte de la reforma son estos cambios en las actitudes personales, cuando de nosotros depende la ejemplificación hacia abajo. Estamos haciendo lo posible para entendernos.

¿Qué opina de llegar a un régimen de designaciones de directores de hospitales por concurso?

—Sería maravilloso. Lo que veía en 2005 es que los que estaban preparados para asumir con méritos, clasificación y academia, iban a estar muy lejos del pueblo, muy lejos de la reforma y su profundización.

¿Y sobre la reglamentación de las elecciones de los representantes sociales de ASSE? ¿Eso se postergó?

—No, todo lo contrario. Lo que yo pedí fue que me dejaran a los dos históricos que tenía, que eran Alfredo (Silva) y Wilfredo (López), y además dar un año para la posibilidad de una elección democrática y representativa. No me cabe la menor duda de que si Alfredo es cuestionado por el PIT-CNT y sus representantes en la Federación de Funcionarios de Salud Pública, va a ser cambiado porque tienen organismos que eligen y representan. Pero la organización de usuarios todavía está en pañales como para tener una función democrática y representativa. Hicimos un planteo a la Corte Electoral, junto con Olesker, para que en mayo ambas organizaciones sean capaces de empezar su campaña electoral. Si estos dos pilares no sienten el lugar que ocupan, la reforma no va. Desde que vine dije que la elección de los representantes sociales no es un porque sí. Ellos van a pesar si la reforma se desvía por el poder de las corporaciones. El ministro maneja la posibilidad de que todas las organizaciones que se consideran representativas se anoten antes de mayo, para hacerla lo más democráticamente posible.

¿Cuáles son los tres desafíos de ASSE en los próximos cinco años ?

—Lo primero es la atención a la primera infancia, pensando en 2030, que requiere trabajo interinstitucional con el INAU y la ANEP. Lo segundo es aceptar que el segundo y el tercer nivel deben estar al servicio del primero para asegurar universalidad, equidad y continuidad. Lo tercero es el tema del Interior y el Uruguay rural, apuntando al país productivo, en donde la salud no puede faltar. Y también estimular el afincamiento de los recursos humanos. Hay que hacer que nuestros recursos humanos terminen de aprender la especialidad que no tienen, que es comunidad.

Algunos piensan que esa concepción que usted maneja puede implicar también cierto desprecio hacia la academia...

—No. Hay una hermandad con la Universidad. La academia tiene que ser capaz de formar gente para el pueblo. Sólo así la Universidad es popular.

¿Esa forma de entender la medicina primó para hacer los cambios de autoridades?

—Sí. Hay una enorme cantidad de gente trabajando en eso y esa es la forma de medicina a la que se apunta. En los escenarios que teníamos no los trataban bien a los médicos de familia y de comunidad. A los especialistas les chirrían los dientes cuando ven a un médico que atiende todo: desde la embarazada al viejito. El especialismo tiene que retroceder. ■

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