Esta semana finalmente se conocieron los números oficiales de la evolución de la pobreza durante el año 2007. Decimos “finalmente” porque se trataba de cifras muy esperadas. Tan es así que, a principios del mes de marzo, el INE tuvo que emitir un comunicado explicando las razones por las que esta información no estaba disponible aún. Y tan es así que, el domingo próximo pasado, el diario “El País” publicó una especie de “avance” de lo que serían los datos a publicarse en la semana. Dicho sea de paso: no nos queda muy claro el motivo por el cual algunos funcionarios le soplan a un medio de prensa esta información, antes que la misma sea oficial.
Lo cierto es que, tratándose el combate a la pobreza el “buque insignia” del gobierno progresista, es muy claro que es en esa área en la que hay que mostrar los logros. Más aún cuando, contrariamente a los gobiernos “neoliberales” anteriores, se creó un Ministerio para ello y se dedicaron cientos de millones de dólares para revertir la “herencia maldita”.
Vayamos entonces a los “logros progresistas” de estos tres años. El CUADRO 1 está expresado en porcentaje de personas. Reproducimos los cálculos tomando en cuenta dos líneas diferentes, tanto para la pobreza extrema como la pobreza, la confeccionada para el año 2002 y la de 1996.
Se observa que en la actual administración tanto la indigencia como la pobreza disminuyeron.
Al publicar los datos del año 2007, el INE recalculó el 2006, modificando las estimaciones anteriores. Como ha explicado la directora del Instituto, este tipo de correcciones son normales, pero quizás debieron ser dadas a conocer con anterioridad. Porque resulta que la mejora que, supuestamente, se había verificado en estos indicadores en el año 2006, en realidad fue bastante inferior a la estimada originalmente. En buen romance, si ahora se muestra que las cifras del 2006 eran peores que aquellas que se habían exhibido originalmente, entonces se puede decir que en el 2007 se siguió mejorando. De no haber hecho esa corrección, el gobierno hubiera tenido que declarar que en el 2007 habían aumentado la indigencia y la pobreza. Un resultado francamente decepcionante.
Este cambio permite exhibir un resultado positivo en el 2007, magro pero positivo al fin.
En síntesis: entre 2005 y 2007, el porcentaje de personas que se encontraba en situación de pobreza extrema se redujo de 3,4% a 2% de la población, mientras que quienes estaban en situación de pobreza disminuyeron del 29,23% a 26% de la población.
No podemos evitar decir que se trata de un resultado paupérrimo y ello, básicamente, por dos razones: en primer lugar, porque la economía uruguaya creció excepcionalmente en estos tres años —a razón de 7% anual— y porque el gobierno asignó cuantiosos recursos al combate a la pobreza.
Es interesante comparar los “logros progresistas” con aquellos obtenidos por los primeros gobiernos democráticos que tuvo el país después de la dictadura. Aclaremos: no somos ingenuos ni “deshonestos intelectualmente”. Sabemos que la terrible crisis que asoló al país en el 2002 tuvo nefastas consecuencias en el campo social.
Entonces comparemos aquello que consideramos que sí puede ser comparado.
El CUADRO 2 anterior se basa en datos publicados por el INE y está elaborado con la línea de 1996.
Como se puede observar, la disminución de la pobreza y de la indigencia que tuvo lugar en esos ocho años es dramática: la indigencia se redujo a una quinta parte y la pobreza a bastante menos de la mitad. Todo ello con un crecimiento promedio de la economía bastante inferior al que se verificó en los años 2005/2007. Para estos logros no se requirió montar un ministerio nuevo, ni programas de neto corte asistencialista, como el PANES. Una muestra más de la “eficacia progresista” en el núcleo de sus más caros objetivos.
Lo cierto es que, tratándose el combate a la pobreza el “buque insignia” del gobierno progresista, es muy claro que es en esa área en la que hay que mostrar los logros. Más aún cuando, contrariamente a los gobiernos “neoliberales” anteriores, se creó un Ministerio para ello y se dedicaron cientos de millones de dólares para revertir la “herencia maldita”.
Vayamos entonces a los “logros progresistas” de estos tres años. El CUADRO 1 está expresado en porcentaje de personas. Reproducimos los cálculos tomando en cuenta dos líneas diferentes, tanto para la pobreza extrema como la pobreza, la confeccionada para el año 2002 y la de 1996.
Se observa que en la actual administración tanto la indigencia como la pobreza disminuyeron.
Al publicar los datos del año 2007, el INE recalculó el 2006, modificando las estimaciones anteriores. Como ha explicado la directora del Instituto, este tipo de correcciones son normales, pero quizás debieron ser dadas a conocer con anterioridad. Porque resulta que la mejora que, supuestamente, se había verificado en estos indicadores en el año 2006, en realidad fue bastante inferior a la estimada originalmente. En buen romance, si ahora se muestra que las cifras del 2006 eran peores que aquellas que se habían exhibido originalmente, entonces se puede decir que en el 2007 se siguió mejorando. De no haber hecho esa corrección, el gobierno hubiera tenido que declarar que en el 2007 habían aumentado la indigencia y la pobreza. Un resultado francamente decepcionante.
Este cambio permite exhibir un resultado positivo en el 2007, magro pero positivo al fin.
En síntesis: entre 2005 y 2007, el porcentaje de personas que se encontraba en situación de pobreza extrema se redujo de 3,4% a 2% de la población, mientras que quienes estaban en situación de pobreza disminuyeron del 29,23% a 26% de la población.
No podemos evitar decir que se trata de un resultado paupérrimo y ello, básicamente, por dos razones: en primer lugar, porque la economía uruguaya creció excepcionalmente en estos tres años —a razón de 7% anual— y porque el gobierno asignó cuantiosos recursos al combate a la pobreza.
Es interesante comparar los “logros progresistas” con aquellos obtenidos por los primeros gobiernos democráticos que tuvo el país después de la dictadura. Aclaremos: no somos ingenuos ni “deshonestos intelectualmente”. Sabemos que la terrible crisis que asoló al país en el 2002 tuvo nefastas consecuencias en el campo social.
Entonces comparemos aquello que consideramos que sí puede ser comparado.
El CUADRO 2 anterior se basa en datos publicados por el INE y está elaborado con la línea de 1996.
Como se puede observar, la disminución de la pobreza y de la indigencia que tuvo lugar en esos ocho años es dramática: la indigencia se redujo a una quinta parte y la pobreza a bastante menos de la mitad. Todo ello con un crecimiento promedio de la economía bastante inferior al que se verificó en los años 2005/2007. Para estos logros no se requirió montar un ministerio nuevo, ni programas de neto corte asistencialista, como el PANES. Una muestra más de la “eficacia progresista” en el núcleo de sus más caros objetivos.
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