domingo, 16 de mayo de 2010

Si no aprenden

Extraído de Equinox Fin de Semana

ESCRIBE AGUSTÍN TAJES
movdena2@yahoo.es

Si no aprenden

Después del maratónico proceso electoral en el que, finalmente, quedaron conformados todos los cuadros de autoridades, tanto en lo nacional, como en lo departamental, con aquellas personas que lograron el apoyo mayoritario de sus respectivos votantes, ya no quedan muchas ganas de hablar de política, sobre todo del aspecto partidario, ya que estamos todos saturados de eso.

Sí vamos a seguir ocupándonos de los otros aspectos, los que realmente importan, que son los que hacen a la vida del país y a la conducción del mismo, de la manera más adecuada que permita a todos los orientales acceder a una vida mejor, que para eso los votaron.

No obstante, hay algunos puntos que es necesario resaltar para ir orientando el timón de la nave en el rumbo correcto, ya que hay cosas que llevan mucho tiempo y trabajo encaminar y es bueno tomar nota, ahora que recién han pasado hechos más que significativos, para no repetir en el futuro los mismos errores.

No hay duda que los resultados de estas elecciones departamentales fueron bastante sorpresivos, ya que luego del balotaje, donde en muchos departamentos importantes el Frente superó a blancos y colorados juntos, esperaban no sólo repetir lo de 2005, sino aumentar el número de comunas conquistadas.

La República publicó esos resultados en primera plana, augurando un triunfo sin precedentes para esta instancia y como en otras ocasiones, se quedaron vestidos y sin visita.

Pero eso pasó luego de que quienes desde el primer momento impulsamos la idea de una coalición, o al menos, de un acuerdo en estos comicios, nos agarráramos la tal calentura por la falta de visión de muchos de los dirigentes –algunos fueron lúcidos y hoy son parte de este éxito– y el Dr. Maggi escribía “prefieren perder separados que ganar juntos”.

Ya sin mucha esperanza, la semana anterior a la elección escribimos nuestra nota, que titulamos “Está en nosotros”, convocando a los ciudadanos a decidir de acuerdo a su conciencia y la terminábamos diciendo: “Por eso, está en nosotros lograr lo que queremos y a pesar de que queda sólo una semana, si corremos la voz y usamos la Internet para que todos sumemos nuestras voluntades, podemos hacer algo importante. Más de la mitad de los montevideanos no queremos más al Frente gobernando nuestras vidas y la única forma es elegir la opción posible y apostar. En los partidos, tal vez sus dirigentes aprendan que hay que oír a la gente y comiencen a pensar en una coalición para 2014”.

Hasta aquí nuestra convocatoria a no permitir que nos coparan la banca, no por mejores, sino por la desunión de los demócratas.

Esa noche, a medida que se fueron dando los resultados -y una vez más los augures de las súper encuestadoras hacían saltos mortales para explicar porque le habían errado tan feo- me fue invadiendo la felicidad, al ver que la gente es mucho más inteligente de lo que se piensa y si los líderes se miran el ombligo, tratando de jugar su partido y no saben interpretar el sentir de los ciudadanos, ellos -que son quienes tienen que soportar luego los malos gobiernos y la prepotencia del fascismo frentista– decidieron correctamente.

Así vimos a dos departamentos tan importantes como Paysandú y Salto cruzar el apoyo y en uno todos se volcaron al Partido Nacional y en el otro al Colorado, arrebatándolos de las garras “progresistas”.

En San José el Frente había ganado en el balotaje y ahora lo borraron del mapa y así se recuperó Treinta y tres y se arrasó en varios departamentos.

En definitiva, la gente demostró que era mejor ganar juntos que perder separados.

La enseñanza es clara, desde ahora tienen que comenzar a trabajar en formar una coalición y quiero volver sobre este asunto, porque desde el principio recalcamos cual es nuestro concepto.

Hemos resaltado, una y otra vez, que no se trata de una fusión, sino de formalizar algo que ya es una realidad y que la propia gente se ha encargado de demostrar, que blancos y colorados -que son quienes hicieron este país- son mucho más parecidos que lo que son los diferentes grupos de izquierda entre sí. Y la forma está en la que ha utilizado esa izquierda para juntarse, que es la de la coalición, donde cada fuerza mantenga su perfil propio, pero que elija su candidato común en la instancia de las internas y no luego en la primera vuelta.

Está más que claro que en el actual sistema, aún si consideramos tercios, el Frente por un buen rato va a tener el mayor, así que los otros dos partidos van a disputar el segundo lugar para ver quién define en el balotaje con aquel.

En este esquema, se le regala al Frente toda la campaña de la primera vuelta, en la que va en coche, para enfrentarse con el otro partido tradicional. Luego el que gana ese segundo lugar tiene sólo un mes para ajustar su discurso y convencer a los votantes del otro partido, que hasta ese momento eran sus adversarios, que los voten a ellos.

Si ese enfrentamiento se adelanta a las internas y se va a la primera vuelta con un candidato común y un programa común, la cosa es muy diferente.

Por eso no hay que dejar pasar demasiado tiempo en comenzar a trabajar en ese sentido, que seguramente es el camino conveniente.

En Montevideo la cosa no se dio tampoco y la verdad es que era muy difícil aunque el Frente, por decisión propia había brindado una ocasión única, al poner a Ana Olivera de candidata y descartar al Ing. Martínez, que era mucho más apreciado por los votantes. Tanto que el sector de Olivera obtuvo sólo dos ediles.

Fue evidente el altísimo índice de votos en blancos y anulados, seguramente de frentistas en su mayoría, que expresaron su descontento de esa manera, ante la candidatura de una representante del Partido Comunista. Eso es también una señal para el Frente, que a pesar de que juega a la democracia, la cúpula está dominada por quienes profesan la fe marxista leninista y sueñan -como dijo Mujica en “Pepe Coloquios”– con el hombre nuevo y una patria marxista y no han perdido las mañas fascistas para hacerse del poder, con un congreso donde se cocinaron las candidaturas de Mujica en lo nacional y de alguien del PCU en Montevideo.

Hoy tenemos un gobierno nacional Tupamaro y tendremos una Intendencia comunista, pero ese crecimiento automático del progresismo se ha terminado y si esta gestión no es buena, después de más de 50 años de haber agarrado las armas para “cambiar al mundo”, como dijo Mujica no hace mucho en Tacuarembó, ese sueño habrá terminado.

Por eso, la principal enseñanza de este largo periplo electoral está en que los partidos demócratas deberán demostrar que pueden tirar juntos detrás de un proyecto común, que es el que queremos la mayoría de los orientales. Para los “progresistas”, demostrar que son capaces de modernizarse y dejar atrás las ideologías perimidas, participando de un sistema democrático con el objetivo de que el país crezca y se desarrolle para el bien y la felicidad de su gente. Si así no fuera, les va a ir mal, lo triste es que a nosotros también.

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