Incoherencias y deshonestidades
Escribe: Agustín Tajes
Si bien es cierto que todos podemos darnos cuenta que estábamos equivocados en determinada postura o, las circunstancias que suceden a través del tiempo hacen que nuestras ideas pierdan su vigencia, hay una serie de principios y valores que deben ser la base esencial de nuestra conducta, no sólo ante los demás, sino ante nosotros mismos, para que podamos sentirnos hombres honestos y dignos.
Uno puede discrepar con otra persona, pero cuando la misma ha seguido una línea de coherencia y honestidad a lo largo de su vida, merece ser creíble y respetada en sus actitudes y por lo tanto, si la confrontamos debe ser con altura y en base a argumentos sólidos, que permitan demostrar la veracidad de nuestras aseveraciones.
Por eso, es triste ver que, cada vez más, nos va ganando el deterioro moral de nuestra sociedad y que, como decía Discépolo, es lo mismo un burro que un gran profesor y lo peor, es que eso se ha instalado en los más altos niveles directrices de la sociedad, con el agravante que a la gente que luego debe dar su voto para elegirlos, eso no le importa demasiado y los arrean como ganado a las urnas.
Anoche en una charla con amigos señalaba que una figura como el ex Presidente Vázquez, que, según las encuestas, terminó su mandato con un muy alto porcentaje de aprobación, en gran parte por haber creado una imagen de defensor de los Derechos Humanos, los violó reiteradamente durante su mandato, en un aspecto tan esencial, como es el derecho a contar con las mejores posibilidades de preservar la vida de los ciudadanos.
Es cierto que vetó la ley del aborto, así como tuvo una política acertada en lo que tiene que ver con el tabaco, pero a la vez, por conveniencia personal, echó del Pereira Rosell al mejor oncólogo del país, que trabajaba gratis (y como contó hace poco el Dr. Ney Castillos, poniendo dinero de su bolsillo) en un área tan sensible como son los niños de bajos recursos. También negó la posibilidad de la importación de vacunas de cáncer de cuello de útero y durante 4 años, por las mismas razones que echó al Dr. Lebhorgne, prohibió al sector privado importar el más avanzado tomógrafo de positrones, conocido como PET, privando al pueblo oriental de contar en el país con una herramienta, que hubiera salvado miles de vidas, pero nadie ya recuerda esas cosas, ni le importa demasiado.
En este contexto cultural que vivimos, se inscribe la actitud del Senador Rubio, que es común a un gran sector de la fuerza que nos gobierna y por eso queremos resaltarla.
Todos conocemos la propuesta del Presidente Mujica, respecto a legislar la posibilidad de que los presos de más de 70 años, puedan terminar de cumplir su condena en prisión domiciliaria, como ocurre en muchísimos países. También sabemos que esa propuesta ha desatado una serie de desacuerdos, porque desde las filas del propio partido de gobierno, se han alzado airadas voces en contra del mismo, ya que entre los beneficiados por la norma en cuestión, se encuentran los militares y policías juzgados por las supuestas violaciones a los DDHH ocurridas durante el período de facto. Esto no puede ser de otro modo ya que la Constitución de la República dice en su Art. 8: “Todas las personas son iguales ante la ley, no reconociéndose otra distinción entre ellas sino la de los talentos o las virtudes”.
Entre quienes discrepan con la medida, se encuentra el Senador Rubio, que ha llegado a amenazar con el renunciar a la banca (falta envido), si la misma llega a concretarse.
En primer lugar, sería bueno que nos explicara si es tan drástico en la exigencia de que esas personas de más de 70 años, que son acusadas de haber violado los derechos humanos, se pudran en la cárcel hasta su muerte, ¿cómo es que integra una fuerza política donde una gran cantidad de ella son despiadados asesinos, que mataron a civiles, policía y militares en forma premeditada y cuidadosamente planificada? ¿cómo es que comparte el trabajo, las asambleas y las reuniones sociales, con gente que ha cometidos actos tan aberrantes, o más, como los que se les imputa a la gente de la otra parte? El hecho de que a esos asesinos, siendo aún muy jóvenes, se les haya condonado su pena por el hecho de haber estado unos años en la cárcel (en muchos casos con sólo un tercio de la pena cumplida), no los transforma en ex asesinos. ¿Cómo tolera a Bonomi, asesino del inspector Leoncino? ¿Cómo permitió que Engler, con 12 coautorías de asesinato, incluida la de Pascasio Báez, fuera nombrado director del Instituto de Imagenología? y ¿como se sienta en el Senado con Fernández Huidobro?
Ahora, si a él le parece, como suele hacer la izquierda, que esos asesinatos y secuestros están justificados por los ideales que invocaban sus autores, quienes debieron - por mandato de otros gobernantes democráticos, tan legítimos como él - realizar actos que hoy son considerados ilegales, no lo hicieron por placer, sino porque consideraban que estaban cumpliendo con su deber y con un ideal distinto al de aquellos, es decir, la defensa de su Patria. Esto quiere decir que, o bien tomamos los hechos fríos, sin considerar las razones que llevaron a ellos y los ponemos a todos en la cárcel eternamente, o, como fue la tradición y como se pretendió al retorno a la institucionalidad democrática, se deja atrás lo pasado y se pone la vista en el futuro, que es lo más sabio y lo que ratificó el pueblo, tanto en el 89, como ahora, con un claro mensaje de que no quieren saber más de eso.
Es difícil lograr que un fanático entienda ese razonamiento y sabemos hoy, por el libro de Zabalza - uno de ellos - que por más de 10 años, luego de 1985, siguieron organizándose, armándose y entrenándose para una eventual lucha armada, hasta que finalmente se dieron cuenta de que podían llegar al poder por la vía más sencilla, que es la de las urnas, pero eso no le importa a Rubio, que está empeñado en su venganza, aunque signifique perjudicar al sistema y mucho más gente, que se vería beneficiada con la norma. En efecto, son unos poquitos los policías y militares presos, pero muchos los delincuentes comunes, de más de 70 años que irían a terminar su condena en sus casas, ayudando a descongestionar las cárceles y con ello, beneficiando también la calidad de vida del resto de los reclusos, de modo, que además de incoherente y deshonesto, al Senador Rubio le interesan un comino los DDHH que dice defender y sería bueno que entendiera que es un parlamentario nacional, que se debe a toda la sociedad y no una herramienta de venganza de un grupo determinado.
El otro hecho incoherente va en un sentido diferente, ya que se trata de candidaturas incomprensibles, como lo es la del Sr. Alfredito Etchegaray, que se postula como Alcalde de Punta del Este. Esto en sí no es tan disparatado, ya que Alfredito ha sido una persona relacionada e identificada en un 100% con el Jet Set esteño, sino que esa postulación se hace en representación del Frente Amplio, en particular del sector que lidera en Maldonado el Dr. Darío Pérez.
Alfredito, un hombre que ha sido el factor común de todas las reuniones sociales de nuestro principal balneario, habitante perenne de las páginas de Paula y de Galería de Búsqueda, que hasta hace poco, como muchos, pedía a gritos “que bajen el costo país”, puede ser candidato de cualquier partido, menos del Frente y menos, aún, del sector del Darío, que dice en su spot que “entre la perimetral y viviendas para la gente, va a priorizar las viviendas”.
Aparte de esa espesa barba que se ha dejado – en cualquier momento lo vemos de verde oliva y fumando habanos – ¿como algún ciudadano de Punta del Este puede votar a alguien que va en un sector que odia a la gallina de oro y que no va a dudar en matarla de un certero hachazo? Ahora de golpe a Alfredito se le despertó el interés en los pobres y se lo ve en los asentamientos del Kennedy, aunque, luego (con cuidado de que no lo vean como a Bush), se limpie la mano en la camisa de alguien.
En todos los regímenes totalitarios, surgen individuos como éste, o como el Contador Alcorta (que estuvo en las intendencias del período de facto, luego con Burgueño y ahora con el Frente). Pasó en el nazismo, en el fascismo, en las dictaduras bananeras, hoy en la Venezuela de Chávez, etc., pero ¡cuidado!, que los amos no ignoran eso y a pesar de despreciarlos los usan, hasta que ya no los precisan y entonces los descartan.
Por eso, en la vida con coherencia y honestidad se puede caminar con la frente en alto. De la otra manera, la propia vida se encarga de cobra el peaje.
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Escribe: Agustín Tajes
Si bien es cierto que todos podemos darnos cuenta que estábamos equivocados en determinada postura o, las circunstancias que suceden a través del tiempo hacen que nuestras ideas pierdan su vigencia, hay una serie de principios y valores que deben ser la base esencial de nuestra conducta, no sólo ante los demás, sino ante nosotros mismos, para que podamos sentirnos hombres honestos y dignos.
Uno puede discrepar con otra persona, pero cuando la misma ha seguido una línea de coherencia y honestidad a lo largo de su vida, merece ser creíble y respetada en sus actitudes y por lo tanto, si la confrontamos debe ser con altura y en base a argumentos sólidos, que permitan demostrar la veracidad de nuestras aseveraciones.
Por eso, es triste ver que, cada vez más, nos va ganando el deterioro moral de nuestra sociedad y que, como decía Discépolo, es lo mismo un burro que un gran profesor y lo peor, es que eso se ha instalado en los más altos niveles directrices de la sociedad, con el agravante que a la gente que luego debe dar su voto para elegirlos, eso no le importa demasiado y los arrean como ganado a las urnas.
Anoche en una charla con amigos señalaba que una figura como el ex Presidente Vázquez, que, según las encuestas, terminó su mandato con un muy alto porcentaje de aprobación, en gran parte por haber creado una imagen de defensor de los Derechos Humanos, los violó reiteradamente durante su mandato, en un aspecto tan esencial, como es el derecho a contar con las mejores posibilidades de preservar la vida de los ciudadanos.
Es cierto que vetó la ley del aborto, así como tuvo una política acertada en lo que tiene que ver con el tabaco, pero a la vez, por conveniencia personal, echó del Pereira Rosell al mejor oncólogo del país, que trabajaba gratis (y como contó hace poco el Dr. Ney Castillos, poniendo dinero de su bolsillo) en un área tan sensible como son los niños de bajos recursos. También negó la posibilidad de la importación de vacunas de cáncer de cuello de útero y durante 4 años, por las mismas razones que echó al Dr. Lebhorgne, prohibió al sector privado importar el más avanzado tomógrafo de positrones, conocido como PET, privando al pueblo oriental de contar en el país con una herramienta, que hubiera salvado miles de vidas, pero nadie ya recuerda esas cosas, ni le importa demasiado.
En este contexto cultural que vivimos, se inscribe la actitud del Senador Rubio, que es común a un gran sector de la fuerza que nos gobierna y por eso queremos resaltarla.
Todos conocemos la propuesta del Presidente Mujica, respecto a legislar la posibilidad de que los presos de más de 70 años, puedan terminar de cumplir su condena en prisión domiciliaria, como ocurre en muchísimos países. También sabemos que esa propuesta ha desatado una serie de desacuerdos, porque desde las filas del propio partido de gobierno, se han alzado airadas voces en contra del mismo, ya que entre los beneficiados por la norma en cuestión, se encuentran los militares y policías juzgados por las supuestas violaciones a los DDHH ocurridas durante el período de facto. Esto no puede ser de otro modo ya que la Constitución de la República dice en su Art. 8: “Todas las personas son iguales ante la ley, no reconociéndose otra distinción entre ellas sino la de los talentos o las virtudes”.
Entre quienes discrepan con la medida, se encuentra el Senador Rubio, que ha llegado a amenazar con el renunciar a la banca (falta envido), si la misma llega a concretarse.
En primer lugar, sería bueno que nos explicara si es tan drástico en la exigencia de que esas personas de más de 70 años, que son acusadas de haber violado los derechos humanos, se pudran en la cárcel hasta su muerte, ¿cómo es que integra una fuerza política donde una gran cantidad de ella son despiadados asesinos, que mataron a civiles, policía y militares en forma premeditada y cuidadosamente planificada? ¿cómo es que comparte el trabajo, las asambleas y las reuniones sociales, con gente que ha cometidos actos tan aberrantes, o más, como los que se les imputa a la gente de la otra parte? El hecho de que a esos asesinos, siendo aún muy jóvenes, se les haya condonado su pena por el hecho de haber estado unos años en la cárcel (en muchos casos con sólo un tercio de la pena cumplida), no los transforma en ex asesinos. ¿Cómo tolera a Bonomi, asesino del inspector Leoncino? ¿Cómo permitió que Engler, con 12 coautorías de asesinato, incluida la de Pascasio Báez, fuera nombrado director del Instituto de Imagenología? y ¿como se sienta en el Senado con Fernández Huidobro?
Ahora, si a él le parece, como suele hacer la izquierda, que esos asesinatos y secuestros están justificados por los ideales que invocaban sus autores, quienes debieron - por mandato de otros gobernantes democráticos, tan legítimos como él - realizar actos que hoy son considerados ilegales, no lo hicieron por placer, sino porque consideraban que estaban cumpliendo con su deber y con un ideal distinto al de aquellos, es decir, la defensa de su Patria. Esto quiere decir que, o bien tomamos los hechos fríos, sin considerar las razones que llevaron a ellos y los ponemos a todos en la cárcel eternamente, o, como fue la tradición y como se pretendió al retorno a la institucionalidad democrática, se deja atrás lo pasado y se pone la vista en el futuro, que es lo más sabio y lo que ratificó el pueblo, tanto en el 89, como ahora, con un claro mensaje de que no quieren saber más de eso.
Es difícil lograr que un fanático entienda ese razonamiento y sabemos hoy, por el libro de Zabalza - uno de ellos - que por más de 10 años, luego de 1985, siguieron organizándose, armándose y entrenándose para una eventual lucha armada, hasta que finalmente se dieron cuenta de que podían llegar al poder por la vía más sencilla, que es la de las urnas, pero eso no le importa a Rubio, que está empeñado en su venganza, aunque signifique perjudicar al sistema y mucho más gente, que se vería beneficiada con la norma. En efecto, son unos poquitos los policías y militares presos, pero muchos los delincuentes comunes, de más de 70 años que irían a terminar su condena en sus casas, ayudando a descongestionar las cárceles y con ello, beneficiando también la calidad de vida del resto de los reclusos, de modo, que además de incoherente y deshonesto, al Senador Rubio le interesan un comino los DDHH que dice defender y sería bueno que entendiera que es un parlamentario nacional, que se debe a toda la sociedad y no una herramienta de venganza de un grupo determinado.
El otro hecho incoherente va en un sentido diferente, ya que se trata de candidaturas incomprensibles, como lo es la del Sr. Alfredito Etchegaray, que se postula como Alcalde de Punta del Este. Esto en sí no es tan disparatado, ya que Alfredito ha sido una persona relacionada e identificada en un 100% con el Jet Set esteño, sino que esa postulación se hace en representación del Frente Amplio, en particular del sector que lidera en Maldonado el Dr. Darío Pérez.
Alfredito, un hombre que ha sido el factor común de todas las reuniones sociales de nuestro principal balneario, habitante perenne de las páginas de Paula y de Galería de Búsqueda, que hasta hace poco, como muchos, pedía a gritos “que bajen el costo país”, puede ser candidato de cualquier partido, menos del Frente y menos, aún, del sector del Darío, que dice en su spot que “entre la perimetral y viviendas para la gente, va a priorizar las viviendas”.
Aparte de esa espesa barba que se ha dejado – en cualquier momento lo vemos de verde oliva y fumando habanos – ¿como algún ciudadano de Punta del Este puede votar a alguien que va en un sector que odia a la gallina de oro y que no va a dudar en matarla de un certero hachazo? Ahora de golpe a Alfredito se le despertó el interés en los pobres y se lo ve en los asentamientos del Kennedy, aunque, luego (con cuidado de que no lo vean como a Bush), se limpie la mano en la camisa de alguien.
En todos los regímenes totalitarios, surgen individuos como éste, o como el Contador Alcorta (que estuvo en las intendencias del período de facto, luego con Burgueño y ahora con el Frente). Pasó en el nazismo, en el fascismo, en las dictaduras bananeras, hoy en la Venezuela de Chávez, etc., pero ¡cuidado!, que los amos no ignoran eso y a pesar de despreciarlos los usan, hasta que ya no los precisan y entonces los descartan.
Por eso, en la vida con coherencia y honestidad se puede caminar con la frente en alto. De la otra manera, la propia vida se encarga de cobra el peaje.
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